España
tienen en estos momentos dos problemas: el paro y Catalunya. El paro puede ir
en vías de resolverse lentamente, si no llega una nueva recesión en Europa.
Catalunya es un problema que ni de lejos tiene vías de solución en estos
momentos, tras el éxito de la gran manifestación de la Diada.
Hoy no hablamos del paro, sino
de Catalunya. La Diada en primer lugar ha desmentido a los que creían que el independentismo era un
“souflé” que se deshacía en poco tiempo. Otros creían que descubierta la trama presuntamente
delictiva de la familia Pujol, esto se deshinchaba. No ha sido así. La
capacidad de movilización del independentismo se ha demostrado muy potente. Los
réditos políticos que ha sembrado la ANC (Assemblea Nacional de Catalunya)
liderada por Carme Forcadell, van casi en su totalidad a Esquerra Republicana.
Al final de la manifestación, de
la “V”, del 11 de septiembre Carme Forcadell pidió lo que pide ahora Esquerra:
la desobediencia civil, la no aceptación de la legalidad española:
“¡¡President, poseu les urnes!!” (Presidente, poned las urnas), gritó, y que no
le tiemblen las piernas. Cada día que pasa estamos más cerca del 9-N donde el
único escenario que se contempla por parte del gobierno central es el recurso
de la Llei de Consultes y la convocatoria del referéndum de Artur Mas. Ante
este escenario caben dos posiciones: rechazar la legalidad, desobedecer la
legalidad e ir a celebrar una consulta con no se sabe qué garantías reconocidas
internacionalmente, o aceptar la legalidad y preparar una nueva consulta para
el año próximo manteniendo viva la reivindicación independentista.
El acuerdo de los cuatro
partidos sobre la consulta no contempla la desobediencia civil, con lo que
Artur Mas habrá cumplido el mandato del cuatripartito en lo que se refiere a la
consulta. ¿Por qué si la consulta es ilegal tendrá enormes dificultades de
credibilidad? Porque el censo está en manos del Gobierno de Madrid, aunque en
depósito de los ayuntamientos. Además la Llei de Consultas establece el derecho
de voto a los mayores de 16 años, cuando no existe ningún censo al respecto. Y
está claro que los más importantes ayuntamientos de Catalunya no cederán el censo.
Por otro lado, todos los funcionarios e instituciones públicas están impedidas
de participar en una acción ilegal pues se arriesgan a graves sanciones o
perder su puesto que ahora tienen, pues los funcionarios deben ser los primeros
en cumplir la ley y hacerla cumplir y esto ellos lo saben. La rebeldía frente a
un Estado democrático no tendrá ningún aval internacional. Sin reconocimiento
internacional Catalunya no tiene futuro, pues nadie atendería acuerdos
comerciales, ni sociales, ni políticos de ningún tipo y sería un país de nadie
en el concierto internacional, y sin ejército, además de un país dividido pues
muchos ciudadanos en estas condiciones no querrían vivir en este país.
¿Y si se cumple la legalidad? En
este caso la situación es compleja. El movimiento independentista continuará,
probablemente Esquerra Republicana no dará apoyo a Artur Mas (lo veremos en el
debate sobre política general restos días). Lo normal es que ERC continúe con
su órdago, convencidos de que son los que tienen la sartén por el mango y que
en unas elecciones anticipadas serían los ganadores, escenario que sin embargo le
da pánico a Oriol Junqueras, el líder de ERC, porque sabe que no puede liderar
un gobierno sin gente preparada o, como dice Duran Lleida, que llevará al desastre
al país como lo hizo con el tripartito. Junqueras no contempla elecciones
anticipadas. Tampoco quieren elecciones anticipadas el PSC de Miquel Iceta, la
federación CiU de Artur Mas y Duran Lleida porque serían perdedores. A ICV no
les importa mucho, aunque podrían perder escaños si arranca un buen puñado de
votos las candidatura “Guanyem” (ganemos) de Ada Colau, la de las hipotecas y
escraches.
¿Y qué hará el Gobierno de
Rajoy? Esperar y ver. ¿Será capaz de reconstruir los muchos puentes rotos entre
Catalunya y España? ¿Terminará con la inestabilidad de España frente a los
secesionismos catalán, vasco y de otros lados? Rajoy esperará el referéndum
escocés. Hoy por hoy ha visto que su política de no negociar la consulta le da
la razón frente a la política de Cameron que ha puesto a Escocia –y a Gran
Bretaña—en un futuro incierto. Rajoy sabe dos cosas: si hoy se celebra un
referéndum en Catalunya la independencia probablemente, debido a la gran presión
mediática, popular y política que hay en el Principado, al tiempo que daría
alas a los vascos a hacer lo propio y tal vez a alguna otra autonomía. ¿Dar más
autonomía a Catalunya, es decir cederles Hacienda y el Poder Judicial? Rajoy
cree que no pues a más poder autonómico, mayor independentismo como se ha
demostrado estos años en el estado de las autonomías.
¿Cuál es la solución? Eso merece otro artículo.
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