Por Salvador Aragonés Doctor en Periodismo y profesor emérito de la UIC Los sucesos de Egipto, con la caída del presidente Mohamed Morsi, a causa de un golpe de Estado militar, ha puesto de nuevo sobre el tablero internacional, con más virulencia, el problema de la guerra y de la paz en Oriente Medio, del factor religioso como instrumento de guerra o de paz, siendo Egipto un país principal en la zona y en el Mediterráneo, divido como está entre la facción de los Hermanos Musulmanes --una hermandad islámica intolerante, sectaria y sangrienta partidaria de un Estado islámico y de imponer la “ sharia ”-- y los egipcios que representan el Egipto tradicional, plural y no islámico. Los Hermanos Musulmanes, no representan el Islam, pero tienen ramificaciones en Siria, en Líbano y Gaza y Cisjordania (Hamás), en Irán, en Sudán y también en Jordania y hasta en Marruecos. No analizamos en este artículo del problema de Egipto, sino de la importancia de la religión para
Reflexiones sobre la actualidad (Artículos del autor publicados en la prensa)