El goteo de noticias sobre las cajas de ahorros, sobre su transformación en bancos, sobre sus “agujeros” multimillonarios, sobre los cierres o ralentización de las obras sociales, sobre la politización de algunos órganos de gobierno, sobre el cierre de ventanillas para los impositores que pidan créditos, e incluso para aquellos que vayan a retirar su dinero para realizar alguna compra, y tantas otras malas noticias de esta institución catalana tan popular nos llena de tristeza, de tristeza, de indignación y de vergüenza. No a mí, sino a muchos millares de ciudadanos normalmente ahorradores medios y bajos que tenían a las cajas por entidades benefactoras, cercanas al cliente-impositor, sin ánimo de lucro, que te hacían favores que otros –los bancos, muy usureros ellos—no hacían. Y ahora nos enteramos que los directivos de estas cajas quebradas o intervenidas o banquerizadas, han servido para que muchos de sus dirigentes ...
Reflexiones sobre la actualidad (Artículos del autor publicados en la prensa)