En algunos países en los que el Islam gobierna –porque ahí rigen las leyes de la sharia por ser países teocráticos —la tortura se ha convertido en un espectáculo, como en la época de los romanos el Circo divertía a un público ávido de morbo y sangre. Ya no digamos el Estado Islámico que convierte los asesinatos, las decapitaciones, en truculentos instrumentos de propaganda para uso y consumo propio y de Occidente. Ahora nos enseñan a un afgano dando cien latigazos a una mujer y a un hombre por adúlteros. El morbo y el espectáculo está servido como lo muestran los espectadores, hombres todos ellos, que sentados en las sillas contemplan el suplicio. El vídeo ha recorrido millones de usuarios de redes sociales. Parece como si la sed de sangre no se hubiera saciado con tantas guerras y tantos muertos en las guerras europeas y asiáticas, y los asistentes al “Circo” pidieran más sangre y más tortura. ¡Qué lejos estamos del cristianismo! Hace dos mil años, Jesús se ace...
Reflexiones sobre la actualidad (Artículos del autor publicados en la prensa)