La campaña electoral catalana la comenzó Felipe González en
su artículo publicado en El País este
domingo, en el que deshacía la ilusión independentista. También han animado la
precampaña los registros en las organizaciones de Convergència y la Fundación
CatDem donde parece que se han encontrado indicios muy claros del cobro de
comisiones al partido por parte de empresas adjudicatarias de obras y servicios
de la Generalitat o de ayuntamientos convergentes.
Para más inri, el
11-S ha quedado desangelado, pues participarán solamente los independentistas,
y ni siquiera la alcaldesa de Barcelona irá. El próximo día 11 será ya campaña electoral
y se está lejos de que Catalunya sea el “nuevo Estado de Europa”, e incluso del
“dret a decidir”, un derecho que no tiene reconocimiento internacional ni
jurídico alguno, se ha quedado en el tintero. Convocar las elecciones el 27-S
supone quitar la Diada, pues será campaña electoral, celebrar elecciones una
semana después de Grecia, y adelantar la celebración de la fiesta de la Virgen
Merced, patrona de Barcelona.
En otro tiempo –hace cuatro o cinco años—en una candidatura
donde el primero y el tercero de la lista fueran comunistas y el segundo y el
cuarto acérrimamente independentistas y de izquierdas, como es la de “Junts pel
Sí”, se preguntaría: ¿Y qué hace Artur Mas en medio de estos? ¡No se
entendería! Ahora tampoco se entiende mucho, pero él ha llegado ya a un
callejón sin salida, y peleará a vida o muerte (políticamente halando), como
algunos de los suyos.
Faltan solo unos días para el inicio legal de la campaña
electoral y parece que ya ha comenzado. Los aparatos de propaganda de “Junts
pel Sí”, en especial TV3 y Catalunya Ràdio,
han empezado a funcionar. TV3, una televisión que nació realmente
independiente, es hoy el paradigma de la manipulación política, tanto como para
hacer una tesis doctoral sobre lo que no debe hacer una televisión pública. Es
una televisión pagada entre todos como la radio, y el ciudadano se merece más
respeto y objetividad. TV3 ya no es “la nostra”, ni “la teva”, es la de Junts pel Sí y poco más.
Los independentistas han puesto a Felipe González a caer de
un burro en sus reacciones al artículo dirigido “A los catalanes”, porque este
ha dicho que están engañando al pueblo, como hizo el gobierno griego de
Tsipras: “Tsipras aceptó condiciones mucho peores que las que habían rechazado
en referéndum, con el argumento, que sabían de antemano, de que no tenían otra
salida”. Y añade el ex presidente socialista: “El señor Mas sabe que, desde el
momento mismo que incumple su obligación como presidente de la Generalitat y
como primer representante del Estado en Cataluña, está violando su promesa de
cumplir y hacer cumplir LA LEY. Se coloca fuera de la legalidad, renuncia a
representar a todos los catalanes y pierde la legitimidad democrática”, y
además no conseguirá su propósito por la vía de los “hechos consumados”. Compara
también la situación catalana con la de Alemania e Italia de los años 30, y pide negociación, en lugar de ruptura.
En la campaña electoral se oirán palabras gordas, aunque
esperemos que no sean como las que dijo el diputado de ERC Joan Tardà desde la
tribuna del Congreso de los Diputados con motivo del debate de la Ley de
Presupuestos Generales del Estado: “El 27 de septiembre les daremos una patada
en el culo, democráticamente”. Imagino que Tardá no buscaba complicidades entre
los diputados del hemiciclo, ni entre los españoles, pues todo el mundo
entendió que el representante de Esquerra, que siempre ha hecho gala de su
grosería, les daba por el c…
Pero palabras gordas, que no groseras, saldrán a relucir en
la campaña, sobre la corrupción de todos los partidos, especialmente el PP, el
caso Pujol, la militancia comunista de Romeva y Casals, casos judiciales que
han empañado a Esquerra como la del ex conseller de Interior, condenado por
contrabando. Las acusaciones de aznarismo o de fascismo serán comunes. Mientras,
el juez de El Vendrell seguirá actuando, y también habrá declaraciones de
líderes extranjeros en apoyo a la unidad de España. Aquí, los unos, los
independentistas, se juegan el todo o nada en unos comicios que quieren que
sean plebiscitarios, y los otros creen que esta batalla hay que ganarla en las
urnas.
Esperemos que ningún incidente exterior perturbe esta
campaña, aunque una semana antes –el 20 S—se celebrarán las elecciones griegas,
las segundas en este 2015 por la incapacidad de hallar soluciones a la crisis y
la demagogia con que los de Syriza plantearon los comicios helenos a principios
de año. Ya queda menos.
Comentarios
Publicar un comentario