Salvador Aragonés Doctor en Periodismo y profesor emérito de la UIC Una de las primeras cosas que aprendí en mis dos meses de vida hospitalaria, es que el enfermo no tiene derecho a tener pudor. Entiéndase por pudor la vergüenza o malestar de una persona por preservar su intimidad, en especial la intimidad del cuerpo. En los hospitales, empezando por urgencias y acabando por la UCI y la residencia hospitalaria, el personal sanitario te dice que te quites la ropa toda por menos que canta un gallo, o te viene una chica joven a ponerte una sonda, como a mí, o te lavan las partes íntimas, delante y detrás. En esto del pudor he encontrado enfermos que protestan por el hecho de que las batas blancas que tienes que ponerte en los hospitales, estén completamente abiertas por detrás, y nadie sabe atarse la parte trasera, aunque realmente existe un sistema que conocemos los que hemos llevado más tiempo. Sin embargo, en un hospital la bata blanca es muy
Reflexiones sobre la actualidad (Artículos del autor publicados en la prensa)