En la sociedad, sobre todo entre los políticos y los medios de comunicación, se habla mucho de “laicismo”, de “laicidad”, de “Estado laico”, de “laicista”, de “laico/a” … ¿Ya nos aclaramos con tantas palabras? La cultura moderna tiende a buscar y rebuscar entre los significados lo que significa una cosa y lo contrario de la cosa, el sinónimo, el antónimo, y al final se consigue marear el vocabulario de la gente sencilla (me refiero a gente con mentes poco complicadas, poco barrocas, o sea simples), que lo que quiere es decir al pan, pan, y al vino, vino. La palabra laicismo ha sufrido erosiones desde sus orígenes, en el Siglo de las Luces, en la Ilustración. En el Siglo XVIII se llamaba laicismo a pensar de acuerdo con la razón natural, y “como si Dios no existiera”. Decían: vamos a prescindir de Dios y “liberada” la razón de esta “carga” podrá llegar más lejos. Y así llegó la Revolución Francesa, que acabó en el Terror y se pasó al liberalismo que...
Reflexiones sobre la actualidad (Artículos del autor publicados en la prensa)