El sector agrario vive, cada vez más, colgado de normas, normativas, que vienen de Bruselas y de los gobiernos centrales o autonómicos. Es lo que se llama papeleo, que lo gestiona una gran burocracia, que en lenguaje castizo le llaman “burrocracia”, porque no pocas veces o no sirve de nada y sólo hacen perder el tiempo, o retrasa las decisiones administrativas . Esto se debe a que hay demasiados funcionarios que... hay que darles trabajo. No quiero entrar en demagogias o exageraciones, pero hoy piden a los agricultores papeles por aquí, papeles por allá, por cada cultivo y llevar el llamado Cuaderno Digital, donde se anota todo, cada cultivo, cada cambio de cultivo, si se poda o no se poda, si se riega y si se utilizan fertilizantes y cuáles, etc. La PAC también es demasiado complicada para obtener ayudas. Total, que los agricultores viven ahogados por el papeleo, al que tienen que dedicar, en algunos casos, hasta una hora diaria. Y esto con explotaciones pequeñas como las nuestras
Que Carles Puigdemont y Pedro Sánchez se han metido en un lío no es descubrir nada nuevo, lo que está en demostrar la calidad política de la clase dirigente española y catalana. Desde las páginas del Diari ya dijimos hace mucho tiempo que el ”proceso” estaba dirigido por políticos poco profesionales y que, por tanto, su fracaso estaba descontado. Y así ocurrió en las elecciones generales de junio del 2023, que en Catalunya las ganó el PSC, quedando el independentismo después de los socialistas e incluso del PP. En todo el “proceso” había habido demasiados juegos malabares, haciendo de la política un juego: se jugó con la política española sin calibrar lo que el Estado podía hacer contra el “proceso” y… esto es más grave, se jugó con la política internacional. En serio se pensaba alcanzar la independencia sin que ningún estado del mundo (realmente ninguna) aceptaba esta independencia?