Que Carles Puigdemont y Pedro Sánchez se han metido en un lío no es
descubrir nada nuevo, lo
que está en demostrar la calidad política de la
clase dirigente española
y catalana.
Desde las páginas del
Diari ya dijimos hace mucho tiempo que el ”proceso”
estaba dirigido por
políticos poco profesionales y que, por tanto, su fracaso
estaba descontado. Y así
ocurrió en las elecciones generales de junio del
2023, que en Catalunya
las ganó el PSC, quedando el independentismo
después de los
socialistas e incluso del PP.
En todo el “proceso”
había habido demasiados juegos malabares, haciendo de la política
un juego: se jugó con la
política española sin calibrar lo que el Estado
podía hacer contra el
“proceso” y… esto es más grave, se jugó con la
política internacional.
En serio se pensaba
alcanzar la independencia sin que ningún estado del mundo
(realmente ninguna)
aceptaba esta independencia? En serio se quería hacer la
independencia sin contar
con España y Europa? O peor, contando
con algunos diputados de
países excomunistas de Europa y con Moscú, con
el Moscú de Putin.
Un día me preguntó el
director del Diario, por aquel entonces Josep
Ramon Correal, si creía
que los rusos estaban puestos en el tema del
proceso, y le dije que
sí, aunque yo pensaba que era sólo una ayuda
"tecnológica",
es decir enviando mensajes por las redes, a los móviles, etc.
El día que se proclamó la
independencia de Catalunya, estaba fuera del
Parlamento televisiones
rusas que tomaban imágenes y numerosos periodistas
y técnicos al servicio de
los rusos. Y vi cómo estaban interesados los
rusos en el pleno del
Parlamento ese día, confirmando lo que ya sabía: los
rusos apoyaban el “procés”.
!También se contactó con
los chinos!, con Pekin, pero éstos no
querían tener problemas
con Madrid, continuando con su “Ruta de la
Seda”, que pretendían que
España estuviera.
Ahora acaba de salir otra
vez. No habría sido mejor dejarlo
correr? Pero no. Pedro
Sánchez, con su gran ambición de no dejar el
gobierno, ha querido
pactar con los hombres del “proceso”, con el agravamiento
de un enfrentamiento con
el poder judicial a causa de la amnistía. Una
amnistía que no ha sido
aprobada por el Congreso de los Diputados, y quién sabe si
se aprobará, o sea si
pasará todos los filtros.
Un enfrentamiento de
poderes del Estado nunca puede terminar bien. Tampoco terminan
bien las quebradizas en
un país. ¿No sería tiempo de cerrar el tema? ¿No
¿basta con indultos.
Y otra pregunta, ¿no
sería hora de que los políticos del proceso pasaran
hoja, como ha hecho Artur
Mas, y dieran por terminado su protagonismo
político y dejaran paso a
otros? Ahora la amnistía está paralizada.
¿Dejémoslo así?
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