Las elecciones catalanas del 21-D no han sido una
alternativa al independentismo, aunque ha habido sorpresas. En primer lugar, la
victoria de un partido no catalanista como Ciudadanos. En segundo lugar, Junts
per Catalunya (JxC) de Carles Puigdemont, toma el mando del independentismo. En
tercer lugar, el Partido Popular ha sido prácticamente barrido del espacio
político catalán, lo que afecta al liderazgo de Rajoy en España por su
incapacidad de resolver la crisis catalana. La subida de Rivera afecta a Rajoy.
Este mapa político catalán no representa un augurio de
tranquilidad y moderación para responder a los dos desafíos más importantes:
recoser la buena convivencia entre independentistas y constitucionalistas y
calmar a los mercados que necesitan estabilidad.
Por lo tanto, las empresas no
volverán y habrá un fuerte freno a la inversión y al turismo. De destacar que el
independentismo no ha ganado en las ciudades ni en la costa, sino en las
comarcas del interior y en las Tierras del Ebro, las zonas económicamente menos
avanzadas.
En cuanto a la formación de Gobierno, no será fácil poner de
acuerdo a Puigdemont y Junqueras. Aunque el poder une amistades rotas. El dato
es que ahora no necesitan de la CUP para hacer gobierno, pues en una segunda
vuelta JxC y ERC tienen mayoría simple, con la abstención de tres diputados. Después
de la altísima participación, que parece insuperable, no cabe esperar nuevas
elecciones a corto plazo. Pero, ¿cómo votarán los encarcelados y fugados? Si no
votan, el independentismo no tiene mayoría.
Después del 155, esperamos que quede aparcada la pretensión
de unilateralidad. El independentismo continúa sin sacar una mayoría social (de
votos), y además ahora tiene más posibilidades de alternativa con dos partidos
fuertes en la oposición: Ciudadanos y PSC. Una cosa me sorprendió tras conocer
los resultados: no dimitió García Albiol (PP).
Hay muchos interrogantes en el aire. Primero, ¿podrá volver
Puigdemont y ser elegido President? Está claro que no, por su complicada situación
judicial: es un huido de la justicia y reclamado por el Tribunal Supremo. La
situación judicial de los primeros de las dos listas independentistas es muy
compleja.
En otros tiempos, los tribunales de justicia se abstenían de
dictar sentencias o providencias en periodo electoral que afectaran al normal
desarrollo de la campaña, y sus dictámenes venían tras los comicios. Esta vez
la actuación de los tribunales ha influido mucho en la marcha de la campaña,
tanto en las prisiones preventivas como en la aplicación de sentencia, como el
caso de Sijena en Lleida.
En resumen, se esperan turbulencias políticas y sociales.
Y,
mientras, la economía seguirá su erosión. De momento, pasaremos Navidad y fin
de año.
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