La dimisión de Robert Mugabe, de 93 años,
como presidente de Zimbabue el pasado 21 de noviembre, ha puesto de nuevo sobre
el tapete la situación de la longevidad en el cargo de muchos presidentes de
países africanos, ya denunciada en su día por el presidente Barak Obama.
La
dimisión de Mugabe precedió por días la reunión, en Costa de Marfil, entre la
Unión Europea, la Unión Africana y la ONU, con el
fin de desarrollar planes de promoción dentro de los países africanos y desincentivar la emigración hacia Europa
hecha en condiciones realmente inhumanas.
No
era Mugabe, a pesar de su edad, el que más tiempo llevaba en el poder en
África (29 años), sino el que lleva más tiempo es Teodoro Obiang, presidente de Guinea
Ecuatorial (38 años), seguido de José
Eduardo dos Santos, de Angola (38
años, unos meses menos que Obiang), Paul
Biya de Camerún (35 años), Yoweri
Museveni, de Uganda (31 años), y siguen luego los presidentes de Sudán,
Chad, Eritrea y Ruanda, que superan los 20 años en el poder.
África es un continente donde es poco
frecuente la democracia como sistema
político, pues solo está implantada en 17
de los 54 países africanos. Esto indica que en 37 estados los golpes de
estado, las luchas por el poder, las guerras civiles, el nepotismo y la
corrupción están a la orden del día, según indica el índice de Transparency International que informa
que cinco de los 10 países más corruptos del mundo están en África. El
continente tiene 1.200 millones de habitantes de los cuales un 70 por 100 son
jóvenes que no alcanzan los 30 años
Esto es debido al proceso de
descolonización africana, donde las metrópolis, principalmente países europeos
(Reino Unido, Francia y Portugal) querían mantener sus zonas de influencia. A
partir de mediados del siglo XX, África se convirtió en un continente en que
las grandes potencias se repartían sus riquezas, y entraron en zonas de influencia Estados Unidos, Rusia y China.
Estos controlaban a los países, en la mayoría de los casos, por medio de
dictadores corruptos que estaban y están al frente de partidos autodenominados democráticos, patrióticos y de
liberación.
¿Será
la salida de Mugabe un ejemplo que seguirán otros dictadores africanos? La fuerte emigración a Europa procedente de áfrica (incluidos los
países árabes) ha incrementado la preocupación de los europeos por elevar el
nivel de vida en estos países y mejorar sus sistemas de producción de modo que
dependan cada vez menos del exterior, tanto en sus importaciones como en sus
exportaciones. África es un continente muy endeudado y esta deuda crecerá a no
ser que estos países “normalicen” su economía y su estabilidad política y
abandonen las prácticas corruptas de sus administraciones.
Por esta razón se le ha dado una gran
importancia a la reunión esta semana entre los líderes africanos de la Unión
Africana, con los dirigentes de la Unión Europea y de la ONU, con el fin de desincentivar
la emigración hacia Europa. En dicha reunión, celebrada en Abiyán (Costa de
Marfil), se acordó dar facilidades a los jóvenes africanos para poder estudiar
en Europa y tener una formación que puede revertir en beneficio de sus propios
países.
Participaron en esta reunión 110
delegaciones de 55 países africanos, 28 europeos y numerosos observadores. Se
trata de poner en marcha el Plan África
que ha promovido la Comisión Europea, dotado con un presupuesto de 4.100
millones de euros. Los emigrantes se dirigen hacia las costas del sur de
Europa, especialmente Italia y España, donde se ha observado la existencia de “criminales sin escrúpulos”, como lo ha
definido el presidente de la UE, Donald
Tusk, a los que no les importa traficar
con personas esclavizándolas dentro de sus redes mafiosas.
Pero no solo se ha analizado la migración
a Europa, sino que la mayor parte de la migración africana (un 80 por 100) se
produce dentro de los mismos países de África. Marruecos ayudará a repatriar
migrantes, que se hallan en campos en el país, y Francia y Alemania han puesto
a disposición aviones para acelerar las repatriaciones.
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