Algunos obispos
africanos, en especial los de Costa de Marfil y Benin, están preocupados porque
una parte importante de sacerdotes de sus diócesis se van a Europa, pero algunos
no vuelven y a otros les cuesta volver a África. ¿Su ha vuelto misionera
África?
Según datos del diario
católico “La Croix”, en Francia hay
unos 1.800 sacerdotes africanos que ejercen su ministerio en las diócesis
francesas, donde la escasez de sacerdotes es bien conocida. Estos sacerdotes
vienen de las excolonias francesas, y mientras unos están por estudios, otros
ya lo están de manera permanente y unos terceros carecen de permiso de su obispo
para residir en Francia. Son casi un 15 por ciento de los sacerdotes africanos
(11.500). Es el fenómeno llamado de los “migrantes eclesiásticos”.
Si esto es Francia, en
Italia casi un 40 por ciento de las parroquias están cubiertas por sacerdotes
extranjeros. El obispo Ignace Bessi Dogbo, de Katiola, y presidente de la
Conferencia Episcopal de Costa de Marfil, dijo al diario francés que hay un
porcentaje de sacerdotes que se han inventado excusas para poder ir a Europa. Si bien no sabe cuántos sacerdotes africanos han
ido a Europa, sí que en algunas diócesis es importante su número, alcanzando
hasta el 30 por 100 del clero.
El arzobispo de Rouen
(Francia), Dominique Lebrun, asegura que “cualesquiera que fueran las
circunstancias, el no retorno de los sacerdotes perjudica su relación
fundamental con su diócesis y su pastor-obispo… Si no está planificado y hecho
con obediencia, debe ser condenado”.
El padre Wohi Nin,
secretario general de la Conferencia Episcopal de Costa de Marfil, dijo que el
problema del clero ausente sería debatido por las conferencias episcopales de África Occidental en una asamblea a
celebrar en mayo de 2019, en Burkina Faso.
Uno de los problemas que causa esta migración de
sacerdotes es que los obispos dan permiso de modo indefinido o poco concreto, con lo que nunca se sabe cuándo el sacerdote
debe volver. Los obispos de Costa de Marfil reconocen que hay un cierto
desorden, pero también faltan unas normas claras para la redistribución del
clero en el mundo, especialmente en los países de misión.
¿Es Europa un lugar de misión? Muchos creen que sí ante la baja religiosidad y
la escasez de vocaciones sacerdotales. ¿Y está regulado esto? Parece que no. No
hace tantos años que la Iglesia dedicaba esfuerzos pastorales para fomentar las
vocaciones nativas, con el fin de tener un clero y una jerarquía autóctonos,
que sustituyeran a los misioneros venidos principalmente de Europa. ¿Hay que
misionar Europa, ahora, con la abundancia de vocaciones en África?
Es cierto que la Iglesia
católica es universal y por lo tanto la provisión de clero para atender a los
fieles y para evangelizar es también universal. Los misioneros que fueron a África vivieron muchos problemas, especialmente
por la carencia de instrumentos pastorales, como tener iglesias, capillas,
lugares para la catequesis, junto a hospitales, escuelas y cubrir tantas necesidades
africanas.
Ahora los sacerdotes
africanos deben, igual que hicieron los misioneros europeos, “poner a Cristo al
centro de nuestras vidas, a un Cristo muerto en la Cruz y Resucitado”, dice el
arzobispo de Paraqakou (Benín), Pascal N’Koué, en la revista “Vida Nueva”. Y
añade: no hay que buscar al Cristo de la multiplicación de panes y peces, sino
al Redentor. Es cierto, añadió, que los sacerdotes africanos son estimados en
Europa porque hablan más con el corazón y son más cariñosos y asequibles.
Los motivos por los que
los sacerdotes se van de su país son diversos: por motivos de estudios (muchos
van a estudiar a Roma o a las universidades eclesiásticas europeas); otros que
se van por un tiempo limitado en el marco de la cooperación interdiocesana, y
finalmente quienes simplemente se van sin un fin preciso y dicen que van a
misionar a Europa. Algunos, pocos, consiguen incardinarse en una diócesis
europea.
Poco se conoce de la
África misionera, de la generosidad misionera de África. Esta generosidad fue
antes europea, y ahora África quiere agradecer la semilla del Evangelio de
tantos religiosos europeos que se sacrificaron en el pasado. El papa Francisco
los animó a ser misioneros por todo el mundo. Es lo que intentan hacer, aunque
tal vez se necesita un poco más de orden.
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