El presidente norteamericano, Barak Obama, agasajó al rey
Felipe VI, y Michelle a la reina Letizia. Una cosa ha quedado clara: dada la
situación en el mundo árabe y en el Mediterráneo en particular, los Estados
Unidos necesitan de España, desde el punto de vista estratégico y militar. Y
por eso apoyas a España, y no le interesa la división de España, o sea la
secesión de Catalunya, simplemente porque no lo quiere España.
Hace pocos años, no era así, y apoyaba veladamente la
secesión catalana, pues Estados Unidos son partidarios de la democracia y que
los pueblos decidan su futuro e3n procesos de autodeterminación. Los
embajadores americanos iban a cumplimentar a Artur Mas en el Palau de la
Generalitat, como hoy hacen los gobernantes israelitas que apoyaron la familia,
los negocios y la política de Jordi Pujol. Para Israel es complicado, porque
una buena parte del independentismo es favorable a la lucha del pueblo
palestino. Pero ahí está Artur Mas para frenar desviaciones desde el eje central
del soberanismo.
Hasta ahora muchos mandatarios han dicho claro y redondo que
no apoyan la independencia catalana. Entre otros: Barak Obama, David Cameron,
Angela Merkel, François Hollande, Matteo Renzi, Jean-Claude Juncker, presidente
de la CEE. ¿Quién falta? Nadie importante. Lo pueden decir más alto, pero no
más claro. Pero no hay más sordo que el que no quiere oír: “son la voz de los
estados y no de las naciones”, Artur Mas dixit, y añade: “No me doy por
enterado” y ridiculiza estas opiniones.
El movimiento independentista ya no escucha otra voz que la
de sus jefes. Las demás voces son enemigos de Catalunya, intoxicadores,
malabaristas de las palabras, son la voz de los estados y no de las naciones, obligados
por presiones del gobierno español (¿a alguien se le ocurre que Obama o Merkel
se dejan presionar por el gobierno de Rajoy?), en fin, que no vale la pena
escuchar ni una palabra de esos mandatarios. Catalunya será Europa, pese a
quien le pese, dicen. Pues pesa a todos menos a los independentistas.
Catalunya se ha quedado sola, sin amigos, salvo Uruguay, el
parlamento danés, y voces irlandesas, pero con eso no se construye una
independencia. La soberanía de un territorio no es tal si no es reconocida
internacionalmente, es decir por los organismos internacionales como la Unión
Europea, las Naciones Unidas, la OCDE, la OTAN, etc. Pero eso no importa a los
independentistas. Continuarán porque la ilusión, la pasión, el idealismo, el
sentimiento, los sueños, están por encima de la razón, y también de la
realidad.
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