(Aleteia.org) El próximo 27 de setiembre se van a
celebrar unas elecciones en Cataluña, para lo que se han unido los partidos independentistas que quieren
separarse de España en pocos meses. La candidatura independentista se llama Junts pel Sí (Juntos por el Sí) que
según las encuestas está rozando la mayoría absoluta.
Una vez convocadas las
elecciones, los demás partidos –contrarios a la independencia, pero que
defienden modelos distintos de encaje de Cataluña en España—se han volcado en
la campaña catalana para hacer frente a la marea independentista puesta en
imagen en la gran manifestación del pasado 11 de setiembre, fiesta nacional de
Cataluña, en Barcelona con asistencia, según se cree, de un millón de personas.
En los últimos cuatro años se ha creado en
Cataluña un clima que, a excepción de los independentistas, muchos creen que el
pueblo está dividido, y con el pueblo muchas familias e instituciones, y se ha echado en falta la existencia de
alternativas críticas al independentismo, impulsado este por el gobierno
catalán, presidido por Artur Mas –que antes no era independentista—y buen
número de organizaciones civiles y para políticas, con el control de buena
parte de los medios de comunicación.
Los once obispos catalanes han emitido una nota
pública ante las elecciones en
las que reconocen que son de “una notable importancia histórica”, donde “están
en juego cuestiones decisivas a nivel institucional, político y social”.
Hay cristianos contrarios a la independencia y
cristianos partidarios de la independencia, y eso hace difícil para los obispos
mantener una posición de equilibrio. Al no condenar el independentismo, son acusados de “tibios” por parte de
los partidos y formaciones no independentistas, del mismo modo que son acusados
de temerosos y poco valientes por parte de los independentistas, los cuales se
consideran los representantes “genuinos” del pueblo catalán y creen que los
obispos deberían apoyar sus “derechos a la secesión, como pueblo”.
Los obispos señalan, en
su nota, el “respeto por la legítima
diversidad de opciones” que se van a votar. No se pronuncian por ninguna de
ellas. Sin embargo llaman a la reflexión a la hora de votar, pues el voto
“puede tener consecuencias de larga duración”, abogando por que se “priorice” a los más débiles y los que sufren la
crisis económica.
También piden “potenciar la convivencia de la sociedad
catalana dentro de la pluralidad de ideas, convicciones, opiniones y
sentimientos, lo que quiere decir animar la construcción de una sociedad
democrática, solidaria, acogedora con los emigrantes, respetuosa con todas las sensibilidades y defensora de las libertades”.
En otras palabras los
obispos catalanes abogan por que haya en Catalunya
un clima de convivencia, de tolerancia y de respeto de los unos para con los otros,
clima que hoy parece bastante maltrecho, dado el fuerte impulso
secesionista de los últimos tres años, según señalan muchas personalidades que
han hecho manifestaciones públicas. Entre estas personalidades se cuentan el ex
presidente del Gobierno, Felipe González,
y el ex ministro de Asuntos Exteriores, el catalán Josep Piqué, en sendos artículos publicados en el diario madrileño El País, en los últimos días.
Todos ellos piden “diálogo” franco entre las
instituciones a fin de resolver las diferencias y evitar la separación de
Cataluña tras más de 500 años con
España. Los secesionistas acusan al gobierno de Madrid de cerrarse al diálogo,
y el gobierno a los independentistas de querer negociar desde posiciones
premeditadas y cerradas.
¿Cuál es la posición del Papa y la Santa Sede? Hace unos días estuvo en Gerona el cardenal
Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, donde
beatificó a tres religiosas mártires por odio a la fe durante la Guerra Civil
española (1936-39). Al ser preguntado por la situación en Cataluña, este dijo
que desconocía lo que pasa. Señaló que en Roma
“tenemos otros problemas”, y “los
sacerdotes han de salir para evangelizar, para acoger a los de derechas, de
izquierdas, de arriba y de abajo, no deben ser clasistas y han de ayudar a todo
el mundo como hicieron las tres religiosas beatificadas”.
Es la misma posición del
papa Francisco y del cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin: el caso de
Cataluña, han dicho en el pasado, es una
cuestión política, y la Iglesia nada tiene que decir sobre el particular
porque su misión es salvar todas las almas,
sin inmiscuirse en banderías políticas.
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