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Rajoy y Susana Díaz en La Moncloa, cocinando elecciones |
Las
elecciones de Andalucía han dado una mayoría sólida al PSOE de Susana Díaz. Se ha
cumplido el objetivo prefijado: ganarlas con mayoría suficiente. El PP ha
recibido un duro correctivo a causa de que sus votos han volado hacia
Ciudadanos, por lo que parece que se inicia el declive del Partido Popular. Ciudadanos
también se ha comido los votos de UPyD de Rosa Díez. Mal le han ido las cosas
a Izquierda Unida, cuyos votos han ido a Podemos, partido este que ha quedado
tercero, por debajo de sus expectativas a pesar de haber arañado votos
socialistas. Ciudadanos ha abierto una brecha entre el PP y el PSOE y puede
afianzarse como partido bisagra.
Susana
Díaz, a pesar de tener los peores resultados del socialismo andaluz, ha tenido
un resultado holgado que le permitirá incluso gobernar en el palacio de San Telmo en solitario, al menos
hasta los próximos presupuestos andaluces, pactando ora con Ciudadanos, ora con
Podemos o incluso con el Partido Popular determinadas leyes y medidas
gubernamentales. La victoria del PSOE andaluz ha sido una victoria personal de
Susana Díaz que con su cercanía al electorado, especialmente rural, su
popularidad y un cierto populismo, ha conseguido que los andaluces nuevamente den
el poder al socialismo del que no se ha apeado en los últimos 35 años.
El
mérito de Susana Díez es revalidar una mayoría sólida, aunque relativa, a pesar
del altísimo paro en esa región (un 34 por ciento), la fuerte inmigración
especialmente de África, los casos de corrupción manifiestos y enorme dimensión.
Los andaluces han votado por la continuidad, por querer mantener el modo de
vida de los andaluces, que ni el PP ni Podemos garantizaban a causa de sus
planteamientos contrarios al sistema de subsidios (PP) o al cambio radical de
política económica (Podemos). El PSOE de Andalucía ha sabido en estos años a
crear una clientela reticular y compacta con un planteamiento basado en el
subsidio y siendo un baluarte frente a los nacionalismos e independentismos
vasco y catalán. Bien podría decirdse que el PSOE es "partido nacionalista andaluz", después de haber batido al PA (Partido Andalucista).
El
éxito de Susana Díaz también ha sido la decisión de adelantar las elecciones:
ha pillado a Podemos desorganizado y con un liderazgo crítico en Andalucía; con
un electorado resentido con el PP a causa de las reformas, y con una Izquierda
Unida tambaleante y muy debilitada. El gobierno PSOE-IU ya no podrá repetirse,
no suman.
Del PP
no se fían los andaluces, como se ha visto. Ha perdido 14 puntos porcentuales,
a causa de haber subido el IRPF, de amenazar los subsidios y de aplazar la
aprobación de los presupuestos generales del Estado de 2012 hasta esperar el
resultado de las elecciones andaluzas. El hecho de que la candidata del PSOE
sea mujer –y además está embarazada—ha convocado el voto femenino tradicionalmente
más cercano al PSOE, pues por sí duplicaba el porcentaje del voto femenino
sobre el PP. El PP deberá mirar qué hacer con el voto rural, o qué política
rural seguir, porque ahí no pesca votos ni con un imán.
Dijimos
en estas mismas páginas que las elecciones anticipadas andaluzas se cocinaron
en La Moncloa, con la entrevista entre el presidente Mariano Rajoy y la
presidenta Susana Díaz a finales de diciembre pasado. Rajoy y Díaz estaban
preocupados por el auge de Podemos que bien podría –se creía entonces— quedarse
con una gran parte de los votos del socialismo
español. Rajoy no quería la desaparición del PSOE, convencido como estaba de
que no ganará las próximas elecciones generales, y tener entonces a Podemos
como partido de alternativa al gobierno. Era muy peligroso.
Ahora,
entre los errores propios y los éxitos del socialismo andaluz, se pone en
cuestión que el PP gane las elecciones generales a fin de año dado que se le
resiste fuertemente el voto andaluz y el catalán. Por este motivo, cobran gran
expectación las elecciones autonómicas y municipales del próximo mes de mayo y
ver qué pactos se harán, pues no habrá mayorías absolutas.
Por
otro lado, el voto andaluz ha alejado la perspectiva de un posible pacto entre
los dos grandes partidos, PP y PSOE, que hubiera sido posible si la alternativa
fuera un gobierno contrario a la Constitución.
En lo
que respecta a Catalunya, la victoria amplia de Susana Díaz y la entrada con
fuerza del Podemos y Ciudadanos, no beneficia a los soberanistas. Además, esta
victoria del PSOE anima los decaídos ánimos del PSC catalán que está bajo
mínimos ahora que ha marcado una línea no soberanista, y es posible que
recupere una parte del voto inmigrante del sur. En cualquier caso, el análisis
que se podrá hacer en Catalunya será después de las municipales de mayo, donde
se verá la correlación de fuerzas entre los partidos y los pactos posteriores a
las elecciones.
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