España se encuentra en un laberinto político difícil de recorrer en este año 2015, el año más electoral de la historia de España con cuatro elecciones: las andaluzas y catalanas, por una parte, las municipales y autonómicas por otra y finalmente las generales, aunque estas podrían celebrarse en enero del año próximo.
Todos los partidos tienen crisis. Todos los partidos están
marcando territorio. Todos los partidos tienen problemas para encabezar sus
listas electorales. Todos los partidos –o casi todos—tienen problemas de
corrupción, y también todos los partidos tienen problemas de liderazgo a nivel
nacional. Nunca se había dado esta situación. Y es más, nunca esta aparente
inestabilidad política había dado como fruto una mejoría económica, que si bien
no se nota en la calle, se notará en la segunda mitad del año. Laberinto paradójico.
Además de la crisis en los partidos está la crisis
del territorio. ¿Estamos ante una España medio rota? ¿Estamos ante una España
roja, de la rojería de Podemos? ¿Seguirán PP y PSOE siendo los partidos
mayoritarios? No hay elecciones en el País Vasco y esto salva un poco la
situación territorial, aunque queda larvada. Veremos lo que pasará en las
municipales y en las elecciones navarras. Veremos lo que pasará en Valencia, en
Madrid, en Catalunya. ¿Habrá una mayoría independentista en Catalunya? De
momento las encuestas dicen que no, o mejor dicho “no mucho” que es una
expresión ecléctica, acomodaticia.
A todos estos interrogantes el pueblo español deberá
responder en los próximos meses. Pero vamos por partes, y siguiendo el
calendario. Las elecciones andaluzas, cocinadas en una larga entrevista entre
Mariano Rajoy y Susana Díaz en La Moncloa, parece que darán –o así lo esperan
en Moncloa—la victoria socialista por enésima vez. El PSOE se juega en
Andalucía muchísimo, pues no puede arriesgarse a perder las andaluzas so pena
de venirse abajo después en las municipales y autonómicas. ¿Qué ganaría el PP
de Rajoy? Muy simple: arrinconar a Podemos a la extrema izquierda --espacio
hasta ahora ocupado por Izquierda Unida-- para consolidar que el PSOE, y no
Podemos, sea el principal partido de la oposición en España. Luego Susana Díaz
tiene la obligación de ganar y superar la asignatura de la corrupción que tiene
el PSOE andaluz.Baste ver que Susana Díez es tratado como la "reina de la Fiesta" emn los medios gubernamentales españoles, donde aparce muy guapa y popular, frente al ninguneo del candidato de Izquierda Unida y de Podemos.
Izquierda Unida vive sumida en una crisis por su
expulsión del gobierno de Andalucía y su dolorosa ruptura en Madrid con una
Tania Sánchez, ex candidata autonómica, cada vez más cerca políticamente de su
novio en Podemos. IU acusa a Pablo Iglesias de una “opa hostil”. Crisis por lo tanto en la izquierda extrema, donde también en Podemos no acaban de aclarar al
pueblo llano de dónde salen los centenares de miles de euros de su número tres,
Juan Carlos Monedero, amén de las corruptelas profesoriles de sus números uno y
dos, Iglesias y Errejón. España ensalza del mismo modo que devora a sus
líderes, como es el caso de Pablo Iglesias, y luego los despide con
grandilocuentes oraciones fúnebres y epitafios, como el caso del anterior líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba.
En las elecciones autonómicas y municipales españolas se esperan ensayos políticos extraños, ensayos de pactos entre PP y PSOE, o cada uno con Ciudadanos de Albert Rivera –partido que quiere presentarse como bisagra en muchos lugares de la geografía nacional—lo mismo que UPyD de Rosa Díez que comparten el mismo espacio político. Puede haber ensayos anti-natura, como fue el pacto entre el PP e IU en Extremadura hace cuatro años y que trajo a Monago al poder extremeño, salpicado después por amorosos viajes a Canarias que han enturbiado su imagen. Las matemáticas electorales hacen extraños compañeros de cama.
De momento, los dos grandes partidos –en especial el
PP—no destapan a sus candidatos por si en este frío y nevado invierno cogieran
la gripe, como ha pasado a los candidatos del PSOE en Madrid, Tomás Gómez y
Antonio Carmona, que han terminado como el rosario de la aurora, con un
golpetazo de autoridad de Pedro Sánchez que de paso se ha cargado a toda la
ejecutiva de la potente Federación Socialista Madrileña. Por eso, Mariano Rajoy
no tiene prisa y mira las encuestas, como las ha mirado Pedro Sánchez, que con
sus dos candidatos antes citados no se comía un rosco en Madrid. Veremos si los barones
históricos siguen zarandeado su liderazgo.
¿Y en
Catalunya? También aquí pintan bastos entre Convergència i Unió en que el
grupo parlamentario de Madrid se ha roto, dejando a Duran Lleida al borde del
abismo. También hay movidas en otras formaciones, como el PSC, la ICV de Joan
Herrera, la CUP de David Fernández, donde Podemos y Guanyem pueden arrebatarles
mucha clientela electoral, como también a la Esquerra de Oriol Junqueras que no
acaba de ganarle la batalla a Artur Mas, dueño de los resortes del poder. Todo
parece indicar que en las catalanas del 27 de septiembre Convergència irá por
su lado y Unió por otro. Convergència se ha hecho un partido independentista
¿Podrá aguantar el pulso con Esquerra sin Unió Democràtica? Duran no acepta el
independentismo, mientras que Esquerra quiere ser independiente en 2016 (ya lo
quería ser en 2014, año del tricentenario de la Guerra de Sucesión y no lo
consiguió) quiera o no el gobierno de Madrid. ¿Y las generales? Dependerá de
los resultados de las tres anteriores.
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