La
ayuda de 100.000 millones de de Europa al sistema financiero español, no se ha
explicado, ni por parte del Gobierno ni por parte de los líderes europeos.
Hasta cierto punto es comprensible, porque el domingo 17 de junio Grecia deberá decidir si
continuar o no en el euro. Pero el problema fundamental es que ni los líderes europeos
tienen claro qué hay que hacer con el euro para estabilizarlo.
Bankia
abrió la caja de los truenos del mundo financiero español, necesitado –se
calcula en medios financieros— de unos 250.000 millones para dejar sus balances
perfectamente sanos y salvos. El Estado español no tiene ese dinero, o sea que
solo puede venir de Europa. ¿Cómo? La solución hallada es que hay un aval
preferente –dígase como se diga—del Estado a los 100.000 millones prestados al
FROB. Esto supone que aumenta el riesgo de la deuda española, la cual tiene
ahora en su debe otros 100.000 millones, aunque digan que no. ¿Podrá la banca o
ex cajas devolver ese dinero? Seguramente no. Ayer inocentemente alguien
comentó que este dinero se lo pagarán los clientes los bancos “malos” aumentado
sus comisiones en tarjetas, descubiertos, etc. Seguimos engañando a la gente.
Mejor sería “dejar caer”, como apuntaba el comisario y vicepresidente de la
Comisión de la UE, Joaquín Almunia, a los bancos malos. Si solo Bankia necesita
ya cerca de 50.000 millones, ¿cómo pagará el principal más los intereses? Los
pagará el Estado con más endeudamiento.
Hay
demasiada demagogia, demasiado engaño a la gente, demasiados juegos de manos y
poquísima transparencia. Los balances de los bancos, dada la permisividad
enorme que ha tenido el Banco de España de Fernández Ordóñez –al que ya he
criticado en otras ocasiones- valoran sus activos a precios totalmente ajenos
al mercado. Un día me dijo un altísimo dirigente de un banco: “los periodistas
os fijáis demasiado en los pasivos de los bancos en los depósitos de los
clientes, cuando su valor está precisamente en la calidad de sus activos”.
Tenía razón. Lo que pasa es que sus activos se basaban en gran medida en
derechos reales, es decir en hipotecas.
Los agravios comparativos
Por
otro lado, las ayudas del FROB pueden crear agravios comparativos entre unas
entidades y otras. Ya a día de hoy vascos, catalanes y valencianos están
molestos porque no se ha tratado del mismo modo a sus cajas como se está
haciendo con Bankia. Y tienen toda la razón. Y es que la ex Caja de Madrid
repartió prebendas, sueldos y cargos entre todos los partidos políticos (de
modo especial el PP), sindicatos y amigos. ¿Por qué? La Ley de Cajas del gobierno
de Felipe González obligó a que las cajas tuvieran en sus órganos de gobierno a
representantes de comunidades autónomas, diputaciones, ayuntamientos, etc. En
otras palabras se politizaron las cajas con la entrada de la farándula política
poco o nada preparada para dirigir entidades financieras, en un momento en que
las finanzas exigían técnicos muy cualificados. Lo reconocía el otro día Narcís
Serra (ex presidente de Catalunya/Caixa y ex vicepresidente del gobierno de
Felipe González) en declaraciones a Josep Cuní: los miembros del Consejo, que
eran políticos, no entendían bien los números de la caja. Entonces, ¿Por qué aprobaron
sueldos multimillonarios a los dirigentes de las cajas intervenidas por el
Estado, con seguros de vida e indemnizaciones suculentas? Y si no sabían de
números ¿qué hacían cobrando buenas dietas y sueldos sentados en las sillas del
Consejo?
Sea
cual sea el final de esos 100.000
millones, lo que sí hay es una responsabilidad social de los gestores de
bancos y cajas de ahorros, que en algunos casos puede ser hasta penal. No
terminará bien todo hasta que no se hayan depurado responsabilidades, del tipo
que sean. Un país serio, un Estado de Derecho, debe exigir responsabilidades a
quienes han quebrantado la confianza que toda la sociedad había depositado en
los gestores del sistema financiero, que han ejercido estos años la función
social que se les encomendó y que ellos aceptaron libremente.
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