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Sánchez Presidente... ¿hasta cuándo?


Pedro Sánchez ya es Presidente del Gobierno y Mariano Rajoy está en la oposición. Y decimos Mariano Rajoy y no el Partido Popular porque Rajoy encarna, “es”, al menos hasta ahora, el Partido Popular. Y hemos dicho Pedro Sánchez y no el PSOE porque es una victoria personal ligada más al rechazo al PP que a méritos del partido.

Si miramos las votaciones, la moción de censura ha triunfado gracias a los votos de Podemos y de todos los nacionalistas de distinto signo y territorio: ERC, PDeCAT, PNV, Compromís, EH Bildu y Nueva Canarias. Eran los que decían “¡váyase, señor Rajoy!”, y lo han echado. A estos hay que contar también Ciudadanos, socio del Gobierno hasta la sentencia de la Audiencia Nacional por el caso Gürtel cuyo líder, Albert Rivera ya anunció que “la legislatura ha terminado”. Pero no ha terminado.

El debate ya empezó mal: Rajoy utilizó un tono avasallador y despectivo con relación a Pedro Sánchez, y parecía terminar peor tras escuchar el discurso de Rafael Hernando pasando lista de los agravios de los otros partidos en el pasado hacia el PP. Fue un discurso agrio, resentido y de mal perdedor. Salió Rajoy –llegó en el último minuto—y supo despedirse bien. El grupo parlamentario del PP manifestó su reconocimiento al líder Mariano Rajoy y su unidad.

No pocos esperaban la dimisión de Rajoy hasta el último momento, pero no podía ya. El tiempo de la moción de censura estaba cerrado. Creía que aprobados los presupuestos con los votos del PNV y Coalición Canaria tenía asegurada la mayoría y por eso no dimitió antes. Le faltó, a él y al PP, tener buen olfato de qué pensaban sus señorías tras la sentencia de Gürtel –que por cierto no es firme hasta que decida el Tribunal Supremo—y qué pensaban los españoles.

Nuevamente nos confirma que los jueces y los sentimientos son los que mandan en la política española hasta hoy. Esperemos que cambie, lo uno y lo otro.

Sánchez calculó bien y se lanzó a la piscina sin saber muy bien lo que iba a pasar, pero tras olfatear al hemiciclo vio que tenía posibilidades. Rajoy se precipitó y quiso resolver el problema en un tiempo récord y le salió mal.   

¿Qué pasará ahora? Pedro Sánchez ha hecho oídos sordos a la petición de Ciudadanos (de Rivera) de convocar elecciones ya. No lo va a hacer. Primero formará un gobierno, echará a cuantos del PP ocupaban cargos en el subgobierno (desde los delegados y subdelegados del gobierno, hasta la televisión todos los innumerables organismos oficiales, que son centenares de cargos) y estabilizará el aparato del ejecutivo con gente del PSOE, con concesiones a Podemos y a los nacionalismos, pocas.

Es lo que se llama toma del poder. Pedro Sánchez se hará cargo del aparato del Ejecutivo (no confundir con el Estado) y también nombrará a un nuevo Fiscal General, si quiere contentar a los independentistas. Pero de ello no se seguirá –porque hay separación de poderes—que los jueces dejen en libertad a los presos catalanes.

Sin duda, con la caída de Rajoy un aire nuevo se respira, aunque muy incierto, de cómo irán las cosas en Catalunya y en España. El diario “El País” en su editorial de hoy avisaba a Sánchez que tenía un “Gobierno inviable” (ese era el titular). Y es verdad.

Ciudadanos está muy preocupado por si sube el PSOE porque sus votos los deberá sacar solo del Partido Popular si quiere gobernar España. Pánico a que vuelva el bipartidismo. Rivera deberá rehacer un poco su discurso y aprender la lección que nada podrá hacer en el País Vasco si anuncia como hasta ahora la eliminación de los conciertos económicos. ¿Se puede gobernar España sin el País Vasco?

¿Y el PP? ¿Y Mariano Rajoy? No puede pretender el Partido Popular ganar otras elecciones sin una renovación.

Los mercados se han comportado bien, como es su obligación, cuando no se anuncian cambios en la política económica: tanto en España como en Italia, va a prevalecer la continuidad en la política económica.

Finalmente, los dos ganadores en la moción de censura –aparte, claro está, del PSOE-- han sido el PNV y Pedro Quevedo de Nueva Canarias. Han conseguido lo que quisieron en los presupuestos, y ahora están en el caballo ganador. Malabarismos de la política. 

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