Estados Unidos ha
criticado la actitud contraria de la UNESCO hacia los valores que defienden en
el mundo, como en este caso ningunear a Israel en el Patrimonio de la Ciudad
Vieja de Jerusalén
La UNESCO (Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) ha entrado de nuevo en una crisis que
parece ya periódica: la salida de Estados Unidos de la organización (que aporta
el 22 por ciento del presupuesto) y la de Israel. El motivo, la política
pro árabe y pro palestina de este organismo de las Naciones Unidas.
El desacuerdo se ha producido por haberse aprobado una
resolución del Comité Ejecutivo, a propuesta
de siete países árabes, que excluye los vínculos judíos en la Ciudad Vieja de
Jerusalén (lo que los judíos llaman Monte Santo), en la Explanada de las
Mezquitas. Votaron a favor 24 países, entre ellos China, Rusia, México y
Brasil. Votaron en contra 6 países, (Alemania, Estados Unidos, Estonia,
Holanda, Lituania, Reino Unido) y 26 se abstuvieron, entre los que estaban España,
Francia, Grecia, Italia y Suecia. La polémica estuvo centrada en los
territorios ocupados por Israel.
Los Estados Unidos nunca ha podido controlar esta organización que tiene en su seno a 194 países representados. La UNESCO tiene un presupuesto ordinario de cerca de 700 millones de dólares, para una plantilla de 1.734 empleados. Su sede central está en París y fue creada en 1945 al final de la segunda Guerra Mundial. En los años de la Guerra Fría estaba casi siempre controlada por la Rusia Soviética y los países afines al comunismo o al anticapitalismo.
No es la primera vez que los Estados Unidos se salen de esta
organización, ni es solo una idea de Donald
Trump, pues ya Ronald Reagan
mantuvo a los Estados Unidos fuera de la UNESCO. Ronald Reagan abandonó la
UNESCO en 1984, a raíz de la publicación del informe de Mac Bride titulado Un Solo
Mundo, Voces Múltiples, sobre un nuevo modelo de comunicación mundial. Reagan criticó el informe porque iba contra
la libertad de prensa y el pluralismo. Estados Unidos no volvió a la UNESCO
hasta el año 2003 (casi 20 años después).
Por otro lado, también los Estados Unidos, bajo la presidencia de Barak Obama, se quejaron de la el status de Estado Observador. Por este hecho, Obama decidió dejar de pagar la cuota del 22 por 100 del presupuesto. Así, la deuda actual de los Estados Unidos está sobre los 500 millones de dólares. La UNESCO, ante esta reticencia, retiró el derecho de voto a los Estados Unidos, y estos ahora han retirado su presencia en la UNESCO, con efecto desde el 2018.
En definitiva, los resortes culturales, educativos y
científicos de las Naciones Unidas que representa la UNESCO han estado siempre
controlados, directamente casi siempre, por países y movimientos contrarios a
los ideales que representan los Estados Unidos.
Las necesidades financieras de la UNESCO son acuciantes si quiere mantener sus programas en África, en América Latina y los programas a favor de la igualdad de género en el Tercer Mundo.
Para abundar más en la crisis, el mes de octubre ha sido un mes electoral, en el que se ha elegido a
la nueva Directora General del Organismo, que tomará posesión a principios
de noviembre. La nueva secretaria general, elegida por el Comité Ejecutivo de
la UNESCO, es la ex ministra socialista francesa
Audrey Azoulay, quien ganó por la mínima a Azoulay Hamad bin Abdulaziz al Kawari, de Qatar (30 votos contra 28, de los 58 miembros del
Comité).
En estas votaciones sonaron todas las alarmas para el representante norteamericano porque los países árabes, apoyados por Rusia y China, parece que tienen un alto control de la UNESCO, y Estados Unidos se ha tenido que emplear muy a fondo para alcanzar los 30 justísimos votos a favor de la francesa Audrey Azoulay, que fue ministro de Cultura bajo la presidencia de Mitterrand y siendo Manuel Valls presidente del Gobierno de París. Tanto es así, que en la tercera y penúltima votación para el puesto de Secretario General se enfrentaban tres candidatos: dos árabes y la francesa. El resultado fue: 22 votos para el catarí Hamad bin Abdulaziz al-Kawari, 18 para cada uno de los otros dos contrincantes: la francesa Audrey Azoulay y la egipcia Moushira Khattab. En el desempate ganó finalmente la candidata francesa.
La actual Directora General, la búlgara Irina Bokova, no ha escondido sus simpatías por Moscú, especialmente en su segundo mandato (2013-2017), al frente de la UNESCO. Aunque adaptada a los tiempos post comunistas, no en balde estudió en el Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, y formó parte de la delegación permanente de Bulgaria en la ONU, cuando era presidente el dictador comunista Todor Zhivkov .
La parcialidad de la UNESCO tampoco es cosa de hoy. Es muy conocido el control que los servicios
secretos soviéticos (Rusia), el KGB, tenía sobre todos los documentos que se
elaboraban en la UNESCO, y se decía que las copias de cada acuerdo llegaban antes
a Moscú que a los miembros del Comité Ejecutivo. Por eso Estados Unidos se ha
visto siempre perjudicado dentro de esta organización a pesar de ser el que más
contribuye del mundo (un 22 por 100) seguido del Japón (9 por 100) y China (8
por 100).
¿Y la Santa Sede?
La Santa Sede y la UNESCO no siempre han estado de acuerdo, debido principalmente a que algunas comisiones y subcomisiones han tomado a veces acuerdos contrarios a la doctrina de la Iglesia en materia del derecho a la vida, y ahora en la política de género, entre otros.
Sin embargo, coincide con esta organización en el sentido de
buscar la paz y la educación de todos los pueblos a un superior nivel de
cultura y a la protección del Patrimonio Mundial. El mismo Vaticano es también
Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO.
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