Entrevista con el P. Pius-Ramón
Tragán, O.S.B., gran conocedor de los textos bíblicos y director del Scriptorium Biblicum et Orientale de la
Abadía de Montserrat
Por Salvador Aragonés
Periodista y profesor emérito de
la UIC.
El nuevo Misal editado
recientemente por la Conferencia Episcopal Española, suscita algunas cuestiones
para muchos cristianos. En concreto la forma eucarística “sobre el cáliz” que
en la edición anterior decía: “mi sangre derramada por vosotros y por todos los hombres” en el nuevo
misal se lee: “mi sangre derramada por vosotros y por muchos”.
P.- ¿Cuál es el significado justo de este texto eucarístico? ¿Jesús ha
derramado su sangre “por muchos” o “por todos”?
R.-
La pregunta es pertinente y no resulta sencillo de responder. Para mejor
claridad conviene mencionar algunos antecedentes para situar el problema. La
reforma litúrgica del Concilio Vaticano II estableció que la celebración
litúrgica romana fuera traducida del latín en las diversas lenguas vigentes
para ofrecer una participación activa de los fieles en el culto, especialmente
en la Misa. Para obtener una traducción fiel al texto original y al mismo
tiempo adaptada a la cultura de los cristianos, trabajaron eficazmente exegetas
y teólogos. En concreto establecieron la siguiente traducción de la fórmula
eucarística en el misal español: “mi sangre derramada por vosotros y por todos
los hombres”.
P.- ¿Por qué se ha modificado el texto en el nuevo Misal?
R.-
La Instrucción “Liturgiam autheticam”
aprobada por el Papa Benedicto XVI, en 2001 vuelve a insistir en la importancia
del latín en la liturgia romana y propone corregir algunas expresiones del
Misal postconciliar en castellano, en concreto la fórmula eucarística sobre el
cáliz: “… mi sangre derramada por vosotros y por todos los hombres” considerada
como interpretación y no como fiel traducción del original latino: “qui pro
multis effundetur”, es decir para muchos.
No para todos. El mismo Pontífice se dio cuenta que este
principio de literalidad y el cambio que suponía en las palabras eucarísticas,
podía causar desconcierto entre los fieles, ya que la muerte de Jesús sería
solo para “muchos” y no para “todos”.
Por este motivo, Benedicto XVI
exhorta a los obispos y a los presbíteros de intensificar una catequesis que
excluya la contradicción que puede aparecer entre los dos sentidos de la muerte
de Jesús: para “muchos” y para “todos” y expliquen claramente que se trata
de dos sentidos que no se excluyen sino
que se completan.
P.- ¡Pero la lengua de Jesús no era el latín!
R.- Ciertamente no era el griego
ni en latín. Su lenguaje era el hebreo o arameo y, por tanto, para conocer el
sentido original de sus palabras hay que referirse al sentido de su lengua
semítica. Los primeros discípulos que
siguieron a Jesús y los primeros hebreos convertidos al cristianismo
mantuvieron la fórmula pronunciada por Jesús en su lengua semítica
celebrando la cena en memoria del Señor.
La expansión del cristianismo entre los griegos hizo pronto necesaria
una primera predicación del evangelio en griego. Algunos decenios más tarde,
las cartas en griego de San Pablo y de cuatro evangelios son testimonio de la
traducción escrita del Nuevo Testamento y representan una primera
interpretación del original semítico. El
Nuevo Testamento traducido más tarde del griego al latín, supone una segunda versión
del texto original y, por tanto, el Evangelio traducido en las lenguas modernas
supone tres estadios de interpretación cuando llega a las lenguas modernas.
P.- ¿Cuáles son las palabras eucarísticas que pronunció Jesús?
R.- Según los filólogos, las
palabras que están detrás del latín: “effundetur pro multis”, traducidas palabra
por palabra en español por “derramada por muchos” corresponden a la expresión
griega “polloi” que significa también
“muchos”. El evangelio de Marcos ofrece una variante significativa: la
preposición “‘uper” precede al
sustantivo “polloi” sugiere que la
muerte de Jesús no es solo “por muchos”
sino “por una multitud”. Hay que tener en cuenta, además, que el
térmico griego “polloi”, traduce la
palabra semítica “rabbiym” que indica
“una gran multitud” e implica
también la noción “todos”. En todo caso, el sentido original de las palabras de Jesús no suponía ninguna
contraposición entre “muchos” y “todos”. Por razones filológicas, exegéticas
y por motivos teológicos, la traducción del Misal postconciliar en lenguas modernas
interpretó el significado de las palabras eucarísticas en su sentido genuino:
“sangre derramada por todos”. San Pablo, en efecto, en la primera carta a los
Corintios, transmite la fórmula eucarística de la última cena de Jesús con la
palabra griega “polloi”, “muchos”, pero en la misma carta afirma claramente que
Jesús murió por todos.
P.- ¿Qué piensa Vd. personalmente sobre esta cuestión?
R.- Por diversas razones,
considero que la traducción aprobada por el Concilio Vaticano expresa con mayor
exactitud y claridad el sentido de las palabras de Jesús en la última cena. Esto
no significa que la opinión de traducir “pro multis” “para todos los hombres”
sea una opinión personal o aislada, existen estudios recientes muy precisos
sobre la conveniencia de mantener la expresión española “mi sangre derramada
por todos” y no la expresión “mi sangre derramada por muchos”. De todos modos
la Conferencia Episcopal Española ha preferido modificar el texto aceptado por
el Vaticano II. Se deberá acentuar la catequesis sobre los cambios del nuevo
Misal, según la exhortación del Papa Benedicto XVI.
P.- ¿Qué contacto tiene Usted con la lengua
semítica?
R.- Para
preparar los exámenes de licencia en Ciencias Bíblicas en la Pontificia
Comisión Bíblica pasé tres años en Jerusalén estudiando hebreo clásico, en
l’École Biblique y el hebreo moderno en un Ulpán. Dejé Jerusalén después de la
guerra de seis días en 1967. Seguí mis estudios bíblicos en Estrasburgo hasta
el doctorado y también estudié el siríaco. Más tarde ejercí como profesor en el
Pontificio Ateneo San Anselmo en Roma, dedicando mi investigación y docencia en
el Nuevo Testamento, durante 25 años. He vuelto a visitar varias veces la
tierra de Israel, de Jordania y de Siria antes de los desastres de los
conflictos actuales. Pude darme cuenta, no obstante de la dificultad enorme que
supone llegar a una paz duradera entre los israelitas y los árabes y equilibrar
tan diversas tendencias religiosas y pretensiones de poder.
El
padre Tragán es actualmente director del Scriptorium
Biblicum et Orientale de la Abadía de Montserrat, dedicado al estudio de
las Sagradas Escrituras, a la investigación de la historia y la cultura del
Oriente Medio y a la catalogación de lkas piezas arqueológicas procedentes de
Mesopotamia, Egipto y Palestina que se encuentran en el Museo.
Comentarios
Publicar un comentario