¿Cómo se ha llegado a la situación catalana
actual? Todo lo ocurrido viene de muchos años atrás. Jordi Pujol gobernó
Catalunya durante 23 años y puso las bases para una nacionalización de la
sociedad. No tuvo rival.
Los socialistas del PSC, el principal
partido de la oposición, siempre han tenido un complejo de inferioridad con
respeto al nacionalismo, pues ellos se consideraban ser muy nacionalistas.
Hasta el punto que su pacto con el PSOE les resultaba molesto.
Así, con José Montilla al frente, vieron
que los acuerdos entre CiU y el PP impedían la llegada al poder del socialismo
en Cataluña y en España. Por eso, haciéndose más nacionalistas que CiU,
ofertaron un nuevo Estatuto de Autonomía con muchas más competencias. Al salir
Pujol de la primera fila, el PSC, pactando con ERC (Esquerra Republicana) y con
los excomunistas de ICV, pudieron hacer un gobierno Tripartito presidido por
Pasqual Maragall, pensando que CiU desaparecería. Primer y grave error. ERC,
por su parte, saltó del izquierdismo y del nacionalismo al independentismo.
El pacto tripartito es conocido como el
Pacto del Tinell, un pacto que significaba haber superado el paternalismo
nacionalista de Pujol para construir un bloque de izquierdas sólido. Al Partido
Popular se le ninguneó. No solo no le dejaron participar en la elaboración del nuevo
Estatuto, sino que una vez estuvo este en el Congreso de los Diputados se
orilló al PP que era la segunda fuerza parlamentaria española. Otro error
gravísimo porque el PP –no lo esperaban—se defendió con todos los medios a su
alcance para romper el Estatuto que se elaboró sin su concurso.
José Luis Rodríguez Zapatero, en plena
campaña electoral prometió que él aprobaría lo que saliera del Parlament de
Catalunya. Error mayúsculo porque luego salió lo que salió, con el apoyo del
PSC, y tuvo que echar marcha atrás.
Mientras, Maragall actuaba como reina
madre, en un viaje a Turquía con sus amigos hoy muy islamizados, el
vicepresidente y presidente en funciones, Josep Lluís Carod-Rovira, se
entrevistó con ETA en Francia, donde pidió a la banda que no atentara en Cataluña.
¡Qué grave error!
Se votó en referéndum el Estatuto catalán
remozado y con poca participación. El PP envió al TC el Estatuto después del
referéndum catalán. El TC eliminó 14 artículos de los más de 200 que tenía.
Aquello indignó a todo el mundo, incluido
a Montilla que había sustituido a Maragall en la presidencia. Para Montilla el
grave error lo cometió el PP al enviar el texto del Estatuto al TC.
Nadie se acuerda hoy de cuáles son estos
14 artículos suprimidos, pero todo el mundo dice que la sentencia del TC fue la
chispa que provocó el incendio del independentismo en Cataluña. Empezaron las masivas
manifestaciones independentistas por el “derecho a decidir”, y a favor de un
referéndum “consultivo” sobre el futuro de Catalunya.
El Gobierno español de Mariano Rajoy hizo
caso omiso del independentismo que se estaba cocinando en Cataluña, pensando
que era una especie de populismo afectado por la crisis y que ya volverían las
aguas a su cauce. Era un suflé. Gravísimo error para un gobernante. No supo ver
la hondura del secesionismo.
Artur Mas, que sustituyó a Montilla en la
presidencia, convocó y celebró el referéndum el 9-N del año 2014. Fue más una
pantomima que otra cosa: podían votar los mayores de 16 años (¿con qué censo?),
solo los partidos del gobierno estaban a favor. No hubo ningún control en las
urnas por parte de quienes defendían la opción no independentista.
Artur Mas, no vencido, convocó unas
elecciones “plebiscitarias” para el 27 de septiembre de 2015, a condición de
juntar las dos fuerzas independentistas en una sola candidatura: CDC y ERC. No
las ganó, y para gobernar tuvo que apoyarse con los antisistema de la CUP.
Estos pidieron su cabeza por ser líder de un partido corrupto. Pujol ya había
hecho pública su “mea culpa” por no
haber declarado a Hacienda una suma importante de dinero (millones) que
–decía—procedían de una herencia de su padre. Se rompió CiU por la huida de CDC
(Convergència) hacia el independentismo. Unió desaparece del mapa político. El
PSC se queda bajo mínimos y CDC tuvo que refundarse tras el escándalo Pujol y
formar el PDECat.
Ahora el PDECat, que ha dejado el centrismo
donde cómodamente se instaló Jordi Pujol, se encuentra aliado con la izquierda
radical y antisistema. Esquerra se ha quedado con buena parte de sus votos. El
centro ha quedado huérfano en Cataluña.
A Artur Mas le sucedió Carles Puigdemont
tras ser rechazado por la CUP. Este era el alcalde de Girona, un político de
segunda fila (elegido tercero en las listas por Girona), pero radicalmente
independentista, al que no le gusta mucho la política y ha anunciado que se irá
en cuanto haya terminado “sus compromisos”.
Puigdemont ha convocado oralmente un
referéndum unilateral de autodeterminación y ha embarcado a las instituciones
catalanas hacia la ilegalidad constitucional. Él dice estar convencido que se
hará el referéndum, al igual que Oriol Junqueras, mientras el gobierno de
Mariano Rajoy dice con la misma rotundidad que no se hará y tiene el apoyo de
todos los países de la Unión Europea y de los Estados Unidos.
Las espadas están en alto.
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