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Problemas al “procés”… Y ahora también Escocia





Al “procés” no paran de salirle problemas, mientras sus dirigentes van predicando por el mundo –con el dinero de todos los catalanes—que España es una aberración, es un estado como Turquía que pisotea derechos fundamentales, y en cambio la Catalunya independiente será la Dinamarca del Mediterráneo.

No creo que “todos” los catalanes, ni siquiera la mayoría, están de acuerdo con estas prédicas que los Puigdemont, Mas, y demás compañeros del independentismo, están esparciendo por el mundo, aunque sea en pequeños comités. No les recibe ninguna autoridad oficial, y por ello tienen que alquilar salas universitarias.

Septiembre se acerca, y más cerca está todavía la convocatoria del referéndum ilegal que pretende el gobierno catalán apoyado por un grupo antisistema. La convocatoria deberá hacerse a lo más tardar en julio. Ya estamos ahí, y el pressing que quieren hacer los independentistas irá, según dicen, “in crescendo”.

De momento, un pequeño escrache a la sede del PP de Barcelona, pero eso no es nada “frente a lo que se espera”. ¿Y qué se espera? ¿Masivas huelgas de hambre, paros generales, manifestaciones multitudinarias? ¿Y si a pesar de todo el referéndum ilegal resulta un fiasco como el del 9-N?

Para más problemas, se ha unido Escocia. La premier británica no quiere oír ahora hablar de referéndum secesionista en Escocia. Se han reunido las dos mandatarias de Gran Bretaña, Theresa May, y de Escocia, Nicola Sturgeon. La fotografía, tomada en el hotel Crow Plaza de Glasgow, ha dado la vuelta al mundo. Un hecho curioso muy comentado: las dos mandatarias llevaban medias italianas, que son mejores que las británicas.

Pues bien, May ha dicho que de momento nada de referéndum independentista escocés hasta dentro de dos años que durará el desenganche británico de Europa. A pesar de eso el parlamento escocés lo ha solicitado, pero no quiere un “referéndum a la catalana”, fuera de la ley.

Los del “procés” han aguantado mecha, acostumbrados a las duchas de agua fría. ¿No quedamos que en las “antiguas y consolidadas democracia europeas” los referéndums se hacían cuando querían? ¿O es que Gran Bretaña se ha “españolizado” y ha dejado de ser demócrata? ¿O es que Alemania e Italia (y también Francia) nada quieren saber de referéndums secesionistas de sus territorios también son “gobiernos a la turca”, que “pisotean derechos fundamentales”?

En Roma se celebró el pasado fin de semana el 60 aniversario de la fundación de la Europa comunitaria. Nada se habló de Catalunya, ni nadie piensa en la secesión catalana, porque están seguros que el gobierno de Madrid, mejor dicho el Estado Español, lo va a resolver.

Según el ministro de Economía, Luis de Guindos, en el mundo de las finanzas, las que realmente cuentan, no se habla de Catalunya, porque nadie ve en el futuro una Catalunya independiente, y por lo tanto ni se merman las inversiones –donde existe un buen caldo de cultivo empresarial- ni se frenan otras actividades económicas, a no ser porque Catalunya es un territorio fiscalmente poco competitivo.



Rajoy ha venido a Barcelona donde finalmente ha prometido el corredor del mediterráneo, o sea el tren de alta velocidad Barcelona-Andalucía y ha anunciado inversiones en infraestructuras (Ferrocarriles, puertos y carreteras) por valor de 4.300 millones.

Pero lo más sonado ha sido lo que dijo el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para quien no sería descabellado condonar deudas autonómicas. Catalunya tiene una deuda con el Estado rayana a los 50.000 millones de euros, y la deuda catalana en general es de 80.000 millones, sin contar los 7.500 millones que va a pedir ahora al Estado por medio del FLA (financiación autonómica) al 0,8 por ciento de interés.

Claro que esto son números. Si se calculasen las deudas por sentimientos o resentimientos, entonces suben muchísimo más, y esto no hay modo de cancelarlas más que con la historia, con el tiempo, y quizás con la eternidad.


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