En la
segunda parte de la campaña electoral en Catalunya para las municipales se han
registrado algunos cambios desde el inicio. Hay muchos indecisos todavía,
especialmente en las grandes ciudades y hay una cierta desorientación: “no sé a
quién votar”, fenómeno que se da mucho en Barcelona y en ciudades grandes.
Comenzó
la campaña con un claro acento soberanista por parte de CiU y Esquerra, que
presentaban las municipales como “primarias” de lo que serían las autonómicas
del 27 de agosto. No cuajó el mensaje y el soberanismo dio paso a las políticas
municipales, sobre todo al ver las primeras encuestas en que los electores tenían
otro discurso, más centrado en políticas locales. Sin embargo han faltado
debates sobre la fiscalidad municipal, las relaciones de los ayuntamientos con
la Generalitat y las diputaciones y consells comarcals, una nueva ordenación
territorial y/o administrativa, etc. Han faltado los grandes debates, si se
tiene en cuenta que al elegir los ayuntamientos, se elegirán también la
composición de los consells comarcals y las diputaciones.
Las
primeras encuestas fueron alarmantes especialmente en Barcelona, donde el
alcalde Xavier Trias –hoy independentista, pues públicamente firmó la “hoja de
ruta” independentista al inicio de campaña—podría perder la alcaldía. La última
encuesta del diario El País daba a la
plataforma Barcelona en Comú, liderada por Ada Colau, el mayor número de
concejales (13-14), mientras que 4 los concejales que perdía CiU, 3 pasaban a
Esquerra, como viene siendo habitual. El PSC y el PP se hunden (sacarían 3 y 2
concejales, respectivamente) al tiempo que sube Ciudadanos. Si el resultado es
el que dicen las encuestas publicadas, Barcelona puede ser ingobernable.
Xavier Trias se equivocó al firmar –no era necesario hacerlo—su compromiso con la hoja de
ruta independentista. Trías podía haber presentado una campaña funcional para estar a bien
con unos y con otros, sin tomar compromisos serios con nadie. Ahora, tras las
encuestas, ha cambiado y hasta ha
alabado la “labor” del PP en Barcelona, que ha sido “muy importante”, ha
dicho. La nota de color fue a presencia
de “la monja cojonera” –expresión dicha por ella misma anoche—Lucía Caram en el mitin
de CiU, entre Artur Mas y Xavier Trias en el Tinell de Barcelona. Lucía Caram
es monja dominica de clausura y colabora con la campaña de CiU, aunque asegura
que “yo no hago política”.
Por cierto (paréntesis) Artur Mas ha dicho que si no
gana las autonómicas del mes de septiembre, dejará la política, como han hecho
los lideres perdedores ingleses.
Ciutadans
sigue siendo un partido de desconocidos, confiándolo todo en la figura de su
líder Albert Rivera, de verbo fácil e ideas resbaladizas. Sin embargo, en su
ambigüedad, característica lógica de todo partido bisagra, cosechará muchos
votos procedentes del PP, del socialista PSC y también de CiU enfadados por la
deriva independentista de esta coalición.
Albert
Rivera, en estas elecciones, se ha convertido –o le han convertido quienes lo han aupado— en el fiel de la balanza de casi todas las alcaldías y comunidades
autónomas importantes de España. Tanto poder en un joven de 36 años sin
experiencia en el mando, impone un poco y podría morir de éxito. Veremos. Lo
interesante de Ciudadanos es que, dado que sus candidatos son poco conocidos,
no tienen la ambición de ser alcaldes en la próxima legislatura, por lo que podrán
votar incluso a favor de alcaldes de partidos minoritarios más conocidos, aunque
llevando Ciutadans el peso de la gobernación del ayuntamiento.
Lo
cierto es que en estas elecciones lo que ha muerto es el bipartidismo (CiU y
PSC) en Catalunya, pero no así en el resto de España, aunque ha aparecido
Ciudadanos de Albert Rivera que actuará como bisagra, pactando ora con
populares, ora con socialistas. Por cierto, ahora resulta que Podemos quiere
pactos, “con fuerzas de izquierda” claro. Aquí todo el mundo quiere mandar,
aunque sea hacer de alguacil.
La
clave en Catalunya está en quién ganará Barcelona y quién ganará en las
ciudades medianas, tipo Manresa, Igualada, Cervera, Reus, Vilafranca del
Penedés, etc. Podrá haber sorpresas, a pesar de las encuestas.
Para
los nostálgicos, es un poco decepcionante que unos partidos que lo han sido
todo en Catalunya, como CiU y el PSC, queden reducidos a militantes que lo que
más les interesa es el cargo que van a tener una vez terminadas las elecciones,
para ellos y para sus familiares. Están siendo dos formaciones políticas
clientelares.
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