El año que empieza, el 2011, será un año con mucha política, perdón, con mucha POLÍTICA, en mayúsculas, porque tenemos delante de nosotros, a cuatro meses vista, las elecciones municipales y autonómicas, e inmediatamente después, las elecciones generales, previstas entre noviembre y marzo, según sean o no aprobados los presupuestos y, sobre todo, según lo que digan las encuestas electorales, pues ningún gobierno convoca elecciones si sabe que las va a perder y prefiere agotar el mandato, aunque pierda por paliza, como ocurrió en Cataluña.
¿Qué puede pasar? De entrada, en Cataluña, Galicia y el País Vasco no pasará nada porque las elecciones autonómicas no coinciden con el calendario de las españolas, aunque sí las municipales, y el resultado electoral en capitales como Barcelona, Bilbao, San Sebastián, A Coruña, etc., es realmente relevante.
Mucho más relevante es el resultado de Madrid, capital y Comunidad, y lo que ocurrirá en comunidades como Andalucía y Extremadura (dos comunidades que dependen mucho del erario público), Castilla-La Mancha (porque se presenta Cospedal, la número dos del PP), Valencia (con Gürtel, El Bigotes, Camps, Fabra, etc.), Baleares (donde se mezcla el pluripartidismo in eficiente con la corrupción en el PP del ex presidente Matas y sus ad-láteres ), Aragón cuyo presidente “en funciones” es ahora el número dos del PSOE, Asturias (con el “efecto Cascos”), Murcia, Canarias, La Rioja, Cantabria, Navarra, Castilla-León (hasta qué punto resistirá el PP), Ceuta y Melilla (con la carga de profundidad llamada Marruecos).
No es el momento ahora, en enero, de sacar números, es decir si tantos socialistas, o tantos del PP. Hay mucho tiempo para ello. Se trata hoy de echar un vistazo general y los problemas que hay y los que se suponen en la lucha por el poder local y regional (autonómico), anticipo, de alguna manera, al gran poder central de las generales a medio año de las municipales y autonómicas.
Por lo tanto, habrá mucha política, muchos “sermones” (¡qué pesados!), de los principales líderes políticos, no sólo en las televisiones públicas generalistas, sino mucho en las televisiones autonómicas y locales, que cuestan al erario público –a todos los españoles— una verdadera fortuna para difundir la propaganda y buena imagen del líder local o autonómico, del cacique o como se le llamaría en Afganistán si no hubiera guerra "los señores de la política".
Los medios de comunicación locales y autonómicos son una sangría presupuestaria con la finalidad casi única de ser de incensarios o turiferarios de los caciques locales. Pero sobre eso volveremos otro día, pues no es el momento de sacar las sumas y las restas… todavía, y cuando hay tantos periodistas en paro.
Sólo adelantamos que está en juego el próximo 22 de mayo más del 50 por ciento de todo el gasto de todas las administraciones públicas españolas, que no es poco.
El futuro incierto de las autonomías
Y otro anticipo que dará mucha salsa a las elecciones autonomices y locales próximas. ¿Cuál es el futuro de las autonomías en España? ¿Fue un acuerto l,ka fórmula de Martín Villa de dar pan para todos? ¿No habremos creado auténticos reinos taifas que son carísimos a los ciudadqanos? ¿Puede un país como España, empobrecido –en relación a años anteriores— mantener 17 parlamentos, 17 gobiernos, 17 administraciones con muchas duplicidades? ¿Puede España permitirse el lujo de que cada parlamento autonómico legisle sobre sanidad, educación, industria, bienestar social, etc., sin una asignación presupuestaria fija y procedente de ingresos propios en su gran parte?
En primer lugar, y para no alargar más esta crónica, diremos que quienes están instalados en las sillas del poder “baronil” o caciquil, que son y serán “los señores de la política”, no querrán en ningún caso ceder cuotas de poder… ¡ni en Madrid!
Al respecto, vaya por delante que parece que hay un cierto consenso de achicar las autonomías, dejando en su sitio a las tres autonomías realmente históricas: Cataluña, Euskadi y Galicia.
Salvador Aragonés
¿Qué puede pasar? De entrada, en Cataluña, Galicia y el País Vasco no pasará nada porque las elecciones autonómicas no coinciden con el calendario de las españolas, aunque sí las municipales, y el resultado electoral en capitales como Barcelona, Bilbao, San Sebastián, A Coruña, etc., es realmente relevante.
Mucho más relevante es el resultado de Madrid, capital y Comunidad, y lo que ocurrirá en comunidades como Andalucía y Extremadura (dos comunidades que dependen mucho del erario público), Castilla-La Mancha (porque se presenta Cospedal, la número dos del PP), Valencia (con Gürtel, El Bigotes, Camps, Fabra, etc.), Baleares (donde se mezcla el pluripartidismo in eficiente con la corrupción en el PP del ex presidente Matas y sus ad-láteres ), Aragón cuyo presidente “en funciones” es ahora el número dos del PSOE, Asturias (con el “efecto Cascos”), Murcia, Canarias, La Rioja, Cantabria, Navarra, Castilla-León (hasta qué punto resistirá el PP), Ceuta y Melilla (con la carga de profundidad llamada Marruecos).
No es el momento ahora, en enero, de sacar números, es decir si tantos socialistas, o tantos del PP. Hay mucho tiempo para ello. Se trata hoy de echar un vistazo general y los problemas que hay y los que se suponen en la lucha por el poder local y regional (autonómico), anticipo, de alguna manera, al gran poder central de las generales a medio año de las municipales y autonómicas.
Por lo tanto, habrá mucha política, muchos “sermones” (¡qué pesados!), de los principales líderes políticos, no sólo en las televisiones públicas generalistas, sino mucho en las televisiones autonómicas y locales, que cuestan al erario público –a todos los españoles— una verdadera fortuna para difundir la propaganda y buena imagen del líder local o autonómico, del cacique o como se le llamaría en Afganistán si no hubiera guerra "los señores de la política".
Los medios de comunicación locales y autonómicos son una sangría presupuestaria con la finalidad casi única de ser de incensarios o turiferarios de los caciques locales. Pero sobre eso volveremos otro día, pues no es el momento de sacar las sumas y las restas… todavía, y cuando hay tantos periodistas en paro.
Sólo adelantamos que está en juego el próximo 22 de mayo más del 50 por ciento de todo el gasto de todas las administraciones públicas españolas, que no es poco.
El futuro incierto de las autonomías
Y otro anticipo que dará mucha salsa a las elecciones autonomices y locales próximas. ¿Cuál es el futuro de las autonomías en España? ¿Fue un acuerto l,ka fórmula de Martín Villa de dar pan para todos? ¿No habremos creado auténticos reinos taifas que son carísimos a los ciudadqanos? ¿Puede un país como España, empobrecido –en relación a años anteriores— mantener 17 parlamentos, 17 gobiernos, 17 administraciones con muchas duplicidades? ¿Puede España permitirse el lujo de que cada parlamento autonómico legisle sobre sanidad, educación, industria, bienestar social, etc., sin una asignación presupuestaria fija y procedente de ingresos propios en su gran parte?
En primer lugar, y para no alargar más esta crónica, diremos que quienes están instalados en las sillas del poder “baronil” o caciquil, que son y serán “los señores de la política”, no querrán en ningún caso ceder cuotas de poder… ¡ni en Madrid!
Al respecto, vaya por delante que parece que hay un cierto consenso de achicar las autonomías, dejando en su sitio a las tres autonomías realmente históricas: Cataluña, Euskadi y Galicia.
Salvador Aragonés
Comentarios
Publicar un comentario