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No hay sociovergencia. Rectificar es bueno para la salud mental y moral

Hoy se ha reunido por vez primera el gobierno catalán en la sala adjunta al Pati dels Tarongers. Siguen reunidos cuando escribo esta crónica. Como dije ayer, conozco a todos los consellers menos uno (la consellera de Justicia) y puedo asegurar que a este gobierno no le falta ilusión, capacidad, talante, y calidad política, pues todos ellos han demostrado que saben gestionar la cosa pública bien y hasta muy bien en algunos casos.

Ha sido un acto muy sencillo, pero lo más trascendente es que me han dicho y confirmado por distintas fuentes de alto nivel, que el acuerdo con los socialistas fue un acuerdo con muchos papeles, con demasiados papeles. Duran Lleida quería un acuerdo con un folio muy sencillo. Los socialistas dijeron que querían un acuerdo de muchas palabras, mucho papel, para evidenciar que no regalaban su abstención, aunque los papeles no dijeran más que perogrulladas. Es decir que estamos ante un gobierno de minoría, y Artur Mas pondrá en evidencia muy pronto que no hay sociovergencia por ningún lado. El acuerdo se hizo porque Mas no podía ser investido president más que por los socialistas, y estos pidieron muchos papeles, pero CiU se resistió a que los papeles tuvieran contenido que les obligara a cambiar el rumbo que había tomado el partido ganador de las elecciones. Por eso, por ejemplo, el tema de los medios de comunicación y medios audiovisuales de la Generalitat han pasado a depender de presidencia. Los socialistas temen perder su gran penetración en las plantillas de los medios públicos catalanes, de orden autonómico, provincial (diputaciones), municipal y comarcal.

Algunos de los consellers ya lo han sido antes, como los de Interior, Enseñanza, Agricultura, Cultura y Economía y conocimiento, que ocuparán respectivamente, Irene Rigau (que estuvo en Bienestar Social), Josep María Pelegrí (que estuvo en Gobernación), Ferran Mascarell (que ya estuvo también en Cultura con el tripartito de Pasqual Maragall), y Andreu Mas-Colell, que ya fue conceller de Universidades. Hay también personas consideradas con amplios conocimientos de la gestión pública, como Lluis Recorder, alcalde de Sant Cugat hasta ayer, Josep Lluís Cleries que era el brazo derecho de Irene Rigau en la conelleria de Bienestar Social, Boi Ruiz que está ccomo independiente que ha pasado toda su vida en la gestión de la sanidad de utilidad pública (la XHUP) y Pilar Fernández Bozal, que era la jefa de los abogados del Estado en Barcelona. La vicepresidenta, Joana Ortega, lleva muchos años en la vida política municipal en Barcelona, al igual que Germà Gordó, secretario del gobierno, y lo mismo podría decirse del catedrático de Esade, Francisco Javier Mena.

No hay por lo tanto sociovergencia. Me han recriminado que lo hubiera escrito, pues todo periodista ha de estar informado bien –no bastan informaciones superficiales— de lo que pasa en las negociaciones. Les he dado toda la razón. Debo reconocer que mi malhumor de tanto papel era porque lo habían impuesto los negociadores del PSC, y si al gobierno le hace falta una abstención para ser investido, al final cedes en algo que es de una importancia menor, como así fue. No es bueno molestar demasiado al tigre, aunque esté dormido.

Dos detalles ineresantes. El Decreto de nombramiento de los consellers lleva fecha 27 de diciembre, festividad del Apóstol San Juan, y no el 28 –que es cuando lo firmó Mas— por ser el día de los Santa Inocentes (no fuera que... se confundiera con la subida de la luz y la reforma de las pensiones aprobada por el gobierno central, aparte ahorrarse el gobierno catalán los latiguillos que la oposición pudiera dedicarles en el futuro).

El segundo detalle es que los conceller han prometido su cargo sin más, salvo tres casos: la vicepresidenta Joana Ortega, que lo ha prometido invocando “la ayuda de Dios”, lo mismo que la consellera de Justicia, Pilar Fernández, mientras que el conseller de Sanidad, Boi Ruiz ha prometido el cargo “por mi honor”. No son detalles insignificantes: Joana Ortega es demócrata cristiana y católica convencida, igual que Pilar Fernández. No es que los demás consellers sean ateos o, como se dice ahora, “laicos”, no creyentes, pero es un dato que hemos querido resaltar.

Una anécdota, un hombre de cultura, muy conocido en Catalunya y en toda España, que estaba en el acto, me comentó sobre el nuevo gobierno: "al menos estos saben todos leer y escribir". Era a propósito que no había Leires Pajines ni Bibianas Aídos. Le dije que coincidimos.

Y otra anécdota. Muchos han felicitado a Duran Lleida, gran muñidor del actual Gobierno,por haber puesto a dos mujeres de su partido, Unió Democràtica, al frente nada menos que de la Presidencia del Parlament y de la Viceprfesidencia del Gobierno. Esto indica una cosa muy clara: Artur Mas y Duran Lleida se entienden muy bien. Al menos ahora.

Hoy saldrán los nombres que los italianos hablan del "sottogoverno", eds decir los aque hacen los reglamentos, los que mandan en la sombra: los cargos en puestos claves de las ditintas consellerias.

Salvador Aragonés

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