Jordi
Pujol i Soley ha decepcionado a muchos, muchísimos catalanes, que a pesar de los
problemas que parte de su familia tiene con hacienda y la justicia, siempre se
había considerado al patriarca de los Pujol, a quien gobernó Catalunya durante
23 años, fuera de sospecha, y como un referente de honradez política, como un
modelo de ética profesional frente a tanta corrupción entre la clase política.
Pujol
ha defraudado no a hacienda, sino a los catalanes de buena voluntad que le
seguían y creían que él era un referente del buen hacer política y de las
prácticas morales. Siempre dijo que es un católico, pero durante 30 años ha
estado estafando al fisco de manera continuada y sin que “encontrara tiempo” de
regularizar su situación. Ha sido un golpe duro sobre todo para los militantes
de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). Nadie sabía nada y nadie
sospechaba nada. Jordi Pujol era intocable. Cuando el caso Banca Catalana, que
se le inculpó, dijo que fue un duro ataque a Catalunya, y muchos fueron a la
manifestación en apoyo a Jordi Pujol. ¡Qué mal ha terminado el pujolismol! Y
¡Qué bien empezó! ¿De qué valores puede hablar ahora Jordi Pujol? Tiene una
fundación al respecto.
La
confesión pública del político catalán era obligada, no solo porque sus hijos
están envueltos en investigaciones sobre fugas y blanqueo de dinero, sino sobre
todo porque existen pruebas fehacientes que Pujol ocultó a Hacienda una
cantidad que se desconoce, pero que debe ser alta, durante más de 30 años. Se
trata de un fraude continuado contra la Hacienda Pública, y mientras tanto los
suyos gritaban: “¡España nos roba!”, sin saber que Pujol robaba a España. El
responsable no es solamente Jordi Pujol, sino también su esposa Marta Ferrusola
y sus siete hijos, que han escondido a hacienda durante su mayoría de edad el
dinero legado del padre de Pujol.
La
declaración del reconocimiento de la culpa y la petición de perdón han venido
unos días después de que su hijo, Oriol Pujol dimitiera de todos sus cargos
políticos en relación a la investigación que siguen los jueces sobre el caso de
las ITV, así como los pasos de dinero hacia Andorra y otros paraísos fiscales.
La noticia no podía esperar más porque se iba sabiendo todo en cuentagotas. Lo
que falta por saber es cuánto se ha defraudado y la responsabilidad de cada uno
de los miembros de la familia Pujol-Ferrusola.
Jordi Pujol ha negado repetidas
veces que tuviera dinero opaco o en el extranjero, y estas mentiras reiteradas,
creíbles, daban la impresión de que Pujol no sabía nada de sus hijoso miraba hacia
otra parte. Es hoy “la decepción de un mal servicio al país”, como dice el
periodista del independentista diario “Ara”, Antoni Bassas.
El nuevo coordinador de
Convergencia Democràtica, el independentista Josep Rull, y en la práctica
sustituto de Oriol Pujol Ferrusola en la secretaría general del partido que
fundó Jordi Pujol en Montserrat, tímidamente ha dicho que la declaración
pública de Jordi Pujol ha causado “consternación y un impacto importante en el
partido”, al tiempo que pide a Jordi Pujol que “reflexione” sobre si ha de dar
explicaciones delante de su partido que durane décadas le ha aclamado con el
“Jooor-di, Jooor-di”. También el partido socialista (PSC), por boca de Miquel Iceta, se ha mostrado “muy decepcionado” por la declaración de Jordi Pujol. En realidad el ex presidente
era un referente para toda la clase política, con independencia de las
ideologías. Convergència Democràtica ha vivido y vive a la sombra de Jordi
Pujol y hoy esto es una carga muy pesada. Que el fundador haya sido un evasor
fiscal durante 30 años, no es un activo, sino un pesado lastre.
Muchas personas se preguntan que
si Pujol ha tenido que publicar esta declaración de autoinculpación y de
perdón, qué no habrá detrás de los negocios de la familia. Algunos insinúan que
con esta declaración el expresidente ha querido exculpar a sus hijos y a su
esposa Marta Ferrusola. Pero no los puede exculpar de sus negocios cuando ya
eran mayores de edad e iban por el mundo “al
di sobra di ogni sospetto”, por encima de cualquier sospecha.
Quienes hemos ejercido nuestra profesión de periodistas durante muchos años muy cerca del todopoderoso Jordi Pujol, nos ha llenado el alma de una profunda decepción. Un hombre al que no le importaba cómo iba vestido –en las campañas electorales a veces llevaba una camisa de tres días, al principio—y a quien no le importaba comer bocatas o cualquier cosa fría o caliente, que para nada ostentaba riqueza alguna, y que había dicho que cuando deje la presidencia tendrá menos dinero, etc., etc., nos cuesta mucho creer que haya sido víctima de su familia y del enriquecimiento de sus hijos. Podemos concluir que Pujol no ha sido mejor que otros políticos en cuanto a valores éticos y que ha tenido la desgracia de que Catalunya –por la que ha luchado siempre—no haya tenido una hacienda propia antes de su investigación judicial.
Ahora CDC deberá gestionar el
post pujolismo, con la lacra del pujolismo, y deberá demostrar a todos que la
fuga independentista de Artur Mas y de su equipo puestos por Pujol (entre los
cuales estaba hasta hace unos días Oriol Pujol como primer espada) nada tenía
que ver con la situación de la familia Pujol-Ferrusola, ni siquiera cuando
pidió una agencia tributaria propia para Catalunya. CDC emprende un camino duro
y con una fuerte merma de credibilidad cara a las elecciones municipales de
mayo próximo. La credibilidad en la clase política ha bajado varios puntos más,
si todavía se podía bajar más.
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