Celebradas las elecciones municipales, autonómicas y
europeas, en España ha llegado la hora de los grandes pactos. En las elecciones
del domingo, en grandes titulares diríamos: ha ganado el PSOE claramente en las
tres elecciones; ha resistido el PP
(ganando incluso el Ayuntamiento de Madrid); Ciudadanos ha quedado lejos del “sorpasso” al PP y ha perdido la mitad de
los votos de las Generales de hace un mes; Podemos se ha hundido en las
municipales por sus divisiones; Vox ha perdido más de la mitas de sus votos de
hace un mes y los nacionalistas han mejorado, tanto en Catalunya como en el
País Vasco y Galicia.
Pedro Sánchez advirtió a Ciudadanos que deje su cordón
sanitario contra el PSOE y ejerza de partido bisagra, pactando alcaldías y
comunidades con los socialistas: ellos (Ciudadanos) podrían tener algunos
alcaldes y tal vez algún presidente de comunidad autónoma si apoyan al PSOE en
aquellos lugares donde pueden hacer mayorías.
Si Ciudadanos hace mayorías con
el PSOE, reeditaría su política de hace cuatro años, pactando con PP y PSOE, pero
perdería toda su credibilidad, si en el Ayuntamiento de Madrid pacta con el
PSOE. Está claro que Pedro Sánchez se encuentra incómodo ahora con Podemos, y
ya no le representa ningún peligro. La caída de Podemos permite a Sánchez a
pedir encarecidamente a Ciudadanos que sean la bisagra, como lo fue el Partido
Liberal en Alemania muchos años. Sánchez quieren un gobierno “estable” y eso es
difícil con Podemos.
Está claro que la reivindicación de formar parte del
gobierno por parte de Pablo Iglesias hoy se ha deshinchado casi completamente,
visto que en el total de España no alcanza el 6 por ciento de los votos en las
municipales, cayendo más de la mitad con respecto al mes anterior, en las
elecciones generales en las que obtuvieron 3,1 millones de votos, el 11,5 por
ciento del total. Sin embargo, se mantuvo en las europeas, pero esto no es
ningún consuelo. Las divisiones y la gestión de Iglesias han hundido al
partido.
La caída de Ciudadanos con relación a las elecciones generales
del 28-A, hace un mes, se debe sencillamente a la escasa implantación
territorial de este partido, tanto en los municipios como en las comunidades
autónomas. De todas formas, ha mejorado –duplicando—los resultados de hace
cuatro años. Pero ha gestionado mal, su presencia tanto Catalunya como el País
Vasco. En Catalunya, donde fue la primera fuerza en las elecciones catalanas
del 21-D de 2017, ha dejado la alcaldía de Barcelona a su candidato Manuel
Valls, “español, francés y europeo”, como se ha definido, sin apoyo alguno.
En
el País Vasco ha desaparecido y en Galicia ha cosechado muy poco. Se han
lanzado a la campaña por Madrid y allí han obtenido un buen resultado en el
municipio, aunque sin alcanzar al PP.
El PSOE ha triunfado prácticamente en todas las autonomías e
incluso en las que tenía un bajo resultado, como Catalunya, pero no ha
planteado bien la batalla de Madrid, donde el candidato de Pedro Sánchez, el
entrenador baloncestista Pepu Hernández, consiguió un resultado inferior para
los socialistas madrileños (8 concejales en lugar de los 9 que tenía en la
pasada legislatura) ¿Qué hará Pepu Hernández en la oposición? De todas formas,
ha mantenido los gobiernos de Baleares, Castilla La Mancha, Extremadura y
Asturias. Los otros están a negociar.
El PP de Pablo Casado ha remontado. No todo, pero ha pasado
del 16,7 por 100 de los votos en las generales de hace un mes al 22,1 por 100,
con la guinda de poder ganar Madrid, Ayuntamiento y Comunidad. Esto ha
reforzado a Pablo Casado como líder de la oposición al PSOE frene a Albert
Ribera, al tiempo que ha recuperado mucho voto que se fue a VOX, que se ha
deshinchado, y a Ciudadanos. El PP tiene implantación territorial y esto se ha
notado. Sin embargo, ni en Catalunya ni en el País Vasco ha tenido unos
resultados apreciables: en Catalunya ha superado de poco el 3 por 100 y en el
País Vasco el 5,8 por 100. Lo mismo que le pasa a Ciudadanos. Con estos datos,
tanto un partido como el otro tienen que llegar a una refundación en estos
territorios, si quieren ganar unas generales.
Los próximos días serán donde se fraguan los grandes pactos.
¿Qué va a hacer Ciudadanos ante las ofertas indudablemente generosas del PSOE?
¿A cambio de qué? Y el Partido Popular, ¿Qué va a ofrecer a Ciudadanos para que
no se vaya con el PSOE? ¿Y en Catalunya? Esquerra ha quedado claro que lidera
el independentismo. ¿Gobernará Barcelona? ¿Esperará la sentencia del juicio a
los presos para gobernar también Catalunya? Puigdemont se ha quedado con el
dulce de ganar las europeas, pero ha perdido votos y concejales en las
municipales, siendo ERC el que ha quedado por encima, substancialmente, tanto
en votos como en concejales. Con dos eurodiputados no moverá mucha cosa.
De
perder las elecciones europeas, Puigdemont sería un cadáver político. Su
partido JxCat ha recibido una clara advertencia perdiendo en tres de las cuatro
elecciones: las que cuentan.
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