Sigue el jaleo en Barcelona con asedios a
las sedes de la Guardia Civil y policía, con los Mossos perplejos. Nadie sabe
cuándo van a cobrar los funcionarios, maestros, médicos, pensionistas,
instituciones sociales, subvenciones… Unos te dicen una cosa y otros, otra.
Los Mossos ahora sabían que debían
obedecer a su Major, Josep Lluís Trapero, y que debían estar obedeciendo a la
Generalitat, con muchas reticencias por parte de quienes querían cumplir la
legalidad. Ahora tienen que obedecer al coronel de la Guardia Civil, Diego
Pérez de los Cobos, que es el
coordinador de todas las fuerzas del orden en Catalunya. Esto ha cambiado de
manos y de color.
La decisión de pasar a los Mossos a depender del Ministerio
del Interior lo ha decidido la Fiscalía, ante la pasividad con que actuaban los
Mossos en los asedios a las autoridades judiciales y policiales del Estado.
¿Se habían olvidado que los Mossos y la Ertzaintza
forman parte por ley de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado? ¿Se
olvidan que los Mossos son una policía judicial? Tenemos otro conflicto. La
Generalitat se ha subido por las paredes y dice que se saltan todos los
reglamentos y procedimientos. Pero ¿no han hecho esto los diputados
independentistas?
Los secesionistas no pensaban que el
Estado aplicaría la Ley hasta ese punto. Es más han subvertido tanto el sistema
institucional, que incumplir la ley era (es) un timbre de honor, y piden a los
Mossos la insumisión al mando del coronel. Porque es una ley, dicen, de un
estado fascista y totalitario. Lo sorprendente es que al frente de esta
revuelta está un ex alcalde de Girona, de la antigua Convergència, Carles
Puigdemont.
Recuerdo los discursos de la oposición en
el Parlament de Catalunya –ahora el Parlament está cerrado a los debates, o sea
nada que debatir antes de un referéndum unilateral e ilegal—que decían una y
otra vez que las actitudes de Artur Mas, Junqueras, Puigdemont y Forcadell, lo
que hacían es cargarse la autonomía catalana por actos ilegales e
irresponsables, más propios de partidos como la CUP (revolucionarios,
anarquistas, trotskistas y comunistas), que de “partidos de orden” como ha sido
siempre Convergència (o lo que queda de ella).
Todo este operativo de registros y
detenciones (ahora ya no hay detenidos) ha causado malestar ciertamente,
incluso en muchos ciudadanos que sin ser secesionistas, creen que “las cosas
deben de hacerse de otra manera”. Cuando preguntas cómo se hace de otra manera,
no tienen respuesta. Impera el bonismo catalán, un bonismo de paz y de orden,
de diálogo y concertación. ¿Es válido este bonismo con la CUP? ¿O con los exaltados
independentistas?
“Es que Rajoy debía de actuar mucho antes
y hacer propuestas políticas”. Vale, pero ¿y ahora? Las cosas están así: ¿había
que celebrar el referéndum y que Puigdemont declarara la República Catalana con
el aval de muchos votos? Y muchos –los mismos--hubieran dicho a Rajoy por qué
se miraba los toros desde la barrera, como hoy muchos dicen por qué se ha
llegado hasta ahí y no se actuó antes, por ejemplo el 9-N.
Que los rusos de Vladimir Putin –un
autócrata donde los haya—ayudan económicamente a los independentistas, como
también Nicolás Maduro de Venezuela, es
una realidad. Nadie lo niega.
¿Qué pretende Putin? Sencillamente romper
la Unión Europea para incrementar su influencia en el continente. Como apoyó el
Bréxit y como apoyó a Trump. El fin justifica los medios. ¡Qué poco conocen a
los rusos! Estos se cobran con creces lo que aportan. ¿Quién pagará la factura
de Moscú?
En la Guerra Civil ya se lo cobraron: se llevaron todo el oro y
muchísimos hombres y niños a luchar en el frente contra los alemanes de Hitler.
No sabemos cuál es el precio ahora (¿a luchar contra los Países Bálticos?). Ellos, los rusos, sí que lo saben. Y nadie
más. Y así salen tuits y facebooks –a decenas de millares--con caras de Assange
y de Barak Obama falsos y acusan con falsedades.
El domingo es la Fiesta de la Virgen de
la Merced, patrona de Barcelona. El lío callejero –controlado por la CUP junto
a sus amigos vascos y anarquistas de media Europa—va a ser gordo. Claro que, por
voluntad del Ayuntamiento de la ciudad, nada queda de la Virgen de la Merced,
porque la ningunean cada año, no existe. Y en el Pregón patronal ya se ha
tratado por un igual a los asesinos yihadistas y los Mossos que abatieron en
Cambrils a los terroristas.
Y en este bollo estamos viviendo estos
días. Los aprendices a revolucionarios se frotan las manos: “¡¡Haremos la Revolución!!”, dicen. Y han
declarado la huelga general: Podemos y la CUP, mientras la ANC (Assemblea
Nacional de Catalunya) ha proclamado la República. Creo que hay un poco de
confusión general, y los bonistas catalanes gritando “¡Fascistas!” al gobierno de Madrid. Seguiremos en los próximos días.
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