Lo ha descubierto el “Sunday Times”: terroristas del Estado
Islámico y del Frente al Nusra se mezclan con refugiados, disfrazados de
mujeres, y pasan las fronteras siro-turcas. El diario asegura que han sido
hallados montones de barba, de maquinillas de afeitar y cantidad de pelo,
“montones de barba”, precisa el diario, en las cercanías de la frontera de
Siria con Turquía.
Los hombres afeitan sus
barbas y, disfrazados de mujer, pasan entre los refugiados. Esto se sospechaba,
pero no había evidencias. Todavía nadie ha sido detenido –que se sepa— entre
los refugiados por pertenecer al Estado Islámico.
¿De dónde huyen? De
ataques rusos en los puestos controlados por el EI. Huyen de las bombas, huyen
por miedo, huyen del terror. No es nada fácil aguantar en un territorio con el
permanente ruido de bombas y aviones, un día y otro y otro. ¿Son desertores? No
lo sabemos, pero lo más probable es que tengan miedo. ¿Es el miedo el causante
de la deserción? Muchas veces así es.
En algunas webs islámicas
se ha detectado que los desertores son muy buscados por las células islamistas
de occidente. También hay “infiltrados” del EI entre los refugiados, con el fin
de contactar con células islamistas europeas. Sin embargo, estos son pocos,
pero son europeos. Por ello, los ejércitos y policía de los países que acogen a
miles de refugiados quieren controlar uno a uno a los que entran. No es fácil
combinar humanismo con servicios de información e inteligencia.
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