Habló finalmente el
presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, sobre las elecciones catalanas y dijo
que el secesionismo no ha triunfado y que la situación es de “tranquilidad” (¿?).
Rajoy ha ofrecido “diálogo” al nuevo gobierno catalán, a “escuchar y hablar”,
pero dentro de la ley, y “no para liquidar la ley”.
Los independentistas han
ganado en escaños, pero no en votos, con una participación histórica por encima
del 77 por ciento. Tener 62 diputados (seis menos que la mayoría absoluta)
después de tantas movilizaciones callejeras, de tanta propaganda, de tantos
medios públicos y privados, es mucho, pero es poco para imponer el secesionismo
su hoja de ruta independentista, como han dicho que quieren los de “Junts pel
Sí”.
Si estas elecciones hubieran
sido plebiscitarias, es decir contando los votos, el independentismo hubiera
conseguido el 47,65 por ciento de los votos emitidos, mientras que los no
independentistas el 51,5 por ciento de los votos. Los otros han sido en blanco,
nulos o de otras formaciones muy pequeñas.
Sin embargo, la
propaganda siempre muy bien orquestada de “Junts pel SÍ”, habla de una victoria
del independentismo en las urnas, pues suman a los 62 diputados de Junts pel Sí,
los 10 de la formación ácrata de extrema izquierda, CUP, cuyos líderes ya han
pedido desobedecer las leyes españolas y en su programa piden salirse de la
Unión Europea, de la NATO y romper con Estados Unidos. La CUP ha dicho que el
plebiscito ha perdido y por ello no pedirán la declaración unilateral de
independencia (DUI). La Suma de CiU, más ERC, más CUP, en el parlamento
anterior fue de 74 diputados en la anterior legislatura, y ahora solo de 72. Es
decir que el voto independentista no aumenta, sino que disminuye. La
candidatura Junts pel Sí deberá gobernar en minoría.
Con el resultado obtenido,
Junts pel Sí no podrá aprobar decisiones
de calado, como la reforma del Estatuto de Autonomía, o su liquidación, pues
para ello es necesario el voto favorable de 90 diputados, que son los dos
tercios del Parlament, según establece el
artículo 222, b) del Estatut vigente.
¿Por qué esta diferencia
entre votos y escaños? Porque Catalunya, al no tener ley electoral, lo que
existe es una atribución de escaños en cada una de las cuatro provincias, que
no guardan la proporcionalidad, sino de que premia a las tres provincias con
menos habitantes. Así, mientras en Barcelona se necesitan 48.000 votos para
obtener un diputado, en Tarragona y Girona se necesitan solo 39.000 votos y
Lleida 30.000.
De todas formas, la
fuerza Junts pel Sí, ha quedado primera en prácticamente todo el territorio, a
excepción del cinturón industrial de Barcelona y el territorio autónomo de la
Val d’Aran donde ha ganado Ciudadanos. Además, Junts pel Sí ha ganado en Girona
y Lleida por mayoría absoluta, pero no en Barcelona y en Tarragona que han
barrado el paso al independentismo. Por otro lado, Junts pel Sí no es una
fuerza homogénea y tiene no pocos problemas internos. De entrada, ¿quién será
el presidente de La Generalitat? Artur Mas no quiere apearse (la CUP ha dicho
“no” a Mas). ¿Es la hora de Raül Romeva?
La oposición, es decir
los partidos contrarios a la independencia, están divididos entre sí y en
pequeñas formaciones, a excepción de Ciudadanos, un partido nuevo, laico y
liberal, que tiene como bandera casi exclusiva su unión con España. ¿Sabrá Inés
Arrimadas liderar una oposición con fuerza y capacidad política? Los otros
partidos, si bien contrarios a la independencia, se mueven en polémicas entre
ellos, sobre todo entre el PP –gran perdedor (ha pasado de 19 a 11 diputados)-
y el PSOE. La candidatura del partido Podemos (se presentaba como Catalunya Sí que es Pot) ha tenido un
resultado malo, perdiendo incluso tres escaños con relación a las formación
comunista y eco-socialista anterior (Iniciativa per Catalunya).
En unas elecciones
pensadas más para la “rauxa” (el jaleo) que para el “seny” (sentido común), las
fuerzas nacionalistas moderadas, del “seny”, como Unió Democrática, partido
miembro del Partido Popular Europeo, no han alcanzado representación
parlamentaria.
En un momento en que
debería imponerse la moderación, el diálogo y la mano tendida, no parece que
las cosas vayan por ahí, a juzgar por las primeras declaraciones, sobre todo
independentistas. Estos quieren conseguir la independencia en dos años, creando
ahora “estructuras de Estado” sin pensar que esto no se consigue sin una
negociación con Madrid, y Madrid no quiere negociar ninguna independencia. ¿Lo
hará el PSOE si gana las elecciones generales españolas el próximo 20 de
diciembre? ¿Cómo conseguir el encaje de Catalunya en España, si la mitad de los
catalanes quieren la independencia, frente a la otra mitad? Vienen tiempos
complicados.
Lo cierto es que
Catalunya está dividida en dos. Si un pueblo está dividido por la mitad y no
tiene una buena convivencia no aspirará a grandes cosas. Solo los pueblos
unidos y con vocación universal son capaces de generar y grandes ilusiones y
grandes esperanzas.
Comentarios
Publicar un comentario