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Pedro Zerolo, santo laico


Falleció Pedro Zerolo, venezolano, caraqueño para más señas, político socialista, luchador incansable en favor del movimiento de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. Una lucha hecha con la palabra y no con la espada. Una lucha en buena lid, que tuvo su reconocimiento en vida del héroe que ha fallecido cuando solo tenía 54 años, en su Madrid de acogida. Una lucha que la hizo legal el zapaterismo.

Que descanses en paz  allí donde te encuentres, y que lejos de este mundanal suplicio hayas encontrado el amor y los sueños. Te lo deseo de todo corazón, como conviene a un cristiano, como yo, que cree en la libertad de todos los seres humanos porque son hijos de Dios, de un Dios que no hace distinción de personas y de sexos, y que me pide rezar por todos los difuntos, también sin distinciones.

Veo que te han hecho santo, Zerolo, un santo laico para los tiempos laicistas como el nuestro. Te han colmado de honores. ¡Cuántos políticos han muerto en el silencio! No es tu caso, Zerolo, que no te avergonzabas de salir en plena calle y hasta de sonreír cuando el dolor te apretaba, cuando la hermosura de antaño, con los rizos de tu pelo negro, había desparecido de tu rostro y de tu cuerpo.

Todos los políticos de la España oficial te han rendido homenaje ante el altar del Madroño, donde se han cantado las letanías de los gais, lesbianas, bisexuales y transexuales que tú siempre defendiste, porque también te defendías a ti. Todos te han recordado, en el Congreso, en la Asamblea de Madrid, donde una rosa descansaba sobre tu escaño vacío. Unos han venido porque te querían, y otros por salir en la foto.

Más austeros fueron los funerales laicos por tu compañero socialista catalánXavier Soto i Cortés, que murió víctima de la inmunodeficiencia y era Primer Secretari de les Joventuts Socialistes de Catalunya y miembro de la Ejecutiva de las Juventudes Socialistas de España (JSE), diputado en el Parlament de Catalunya y de distintos organismos. Tenía solo 34 años. Zerolo, bien que le conocías. Tu enfermedad (“la enfermedad”), que le llamabas “cáncer”, ha segado tu vida como la de Xavier Soto.

Te envío un rezo hasta allí donde estés, Zerolo, que bien sabes que mis ideas y las tuyas son como ángulos opuestos por el vértice. Sí, Zerolo, yo te rindo un homenaje sincero, pero al mismo tiempo te pido que los tuyos me respeten la libertad de defender mis ideas, mis “valores”, aunque no sean los tuyos, como la libertad para defender la vida de los no nacidos, de las familias que se han constituido para abastecer al género humano de ilusiones nuevas y vidas nuevas.


Déjame manifestar también a todos el valor de la libertad en la educación de los hijos, de acuerdo con los principios morales de los padres, y la libertad de no verme sofocado por una cultura laica asfixiante donde solo vale lo que los sacerdotes de esta cultura dicen que es bueno o malo. Zerolo, que te han hecho santo laico, intercede por mí para que tenga la libertad que tuviste en la defensa de tus “valores”.

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