En Barcelona, y en parte también en Catalunya, se ha
registrado un terremoto electoral considerable. En Barcelona ha ganado la
alcaldía Ada Colau, que una plataforma de siete partidos, entre ellos Podemos,
de extrema izquierda, aunque solo ha alcanzado 11 de los 41 concejales de la
ciudad. Barcelona puede resultar ingobernable y será muy difícil aprobar unos
presupuestos municipales.
Por otro lado, la sacudida también importante ha afectado al
soberanismo o independentismo, que no solo ha perdido la alcaldía de Barcelona,
sino que ha resultado muy erosionado en el cinturón barcelonés, el antes llamado
“cinturón rojo” por ser de mayoría obrera e inmigrante. Sin Barcelona y su
cinturón, difícilmente el independentismo puede instalarse en el poder, pues,
como se ha dicho en esta campaña municipal, sin base en el territorio es
difícil ganar la batalla independentista. ¿Cambiará la hoja de ruta? Veremos.
Las caras largas de los convergentes dejaban patente la
derrota. Artur Mas ha salido nuevamente derrotado, y es la tercera vez
consecutiva: las autonómicas, las europeas y ahora las municipales. Su deriva
independentista no le da réditos electorales.
Sumando los votos (CiU, más Esquerra (ERC), más CUP
(abertzale)) se alcanza el 45 por 100 de los votantes, lejos por tanto del
55-60 por ciento de los que desea el soberanismo para ir a la independencia. El
27 de septiembre, si Artur Mas no cambia de opinión, tienen lugar las elecciones
autonómicas catalanas, y todo parece indicar que la foto electoral se repetirá.
En estas elecciones CiU va a la baja (ha perdido 110.000
votos con relación a las anteriores municipales), ERC sube (aumenta 250.000
votos), PSC-PSOE baja (ha perdido 190.000 votos) y el PP pierde 130.000 votos,
mientras Ciudadanos gana 230.000, y la CUP
160.000. ICV gana, con Podemos, 125.000 votos.
La gran perdedora de estas elecciones ha sido CiU, no solo
porque ha perdido Barcelona, sino porque ha recibido un duro castigo en el cinturón
barcelonés, donde el PSC, mantiene su poder municipal aunque sin mayorías
absolutas. CiU, a pesar de ser el partido más votado en Catalunya, ha recibido
menos votos que el PSC en las anteriores municipales, y la tendencia es a la
baja.
Xavier Trias inició su campaña electoral firmando la “hoja
de ruta” independentista, y no ha gustado a los barceloneses este gesto, pues los
problemas de ciudad están al margen de la independencia. Luego cambió de
discurso, pero era tarde. Las encuestas ya le daban perdedor, a pesar de que
solo ha perdido por 17.000 votos. Barcelona es un voto político y el electorado
ha decidido castigar tanto a CiU (ha perdido 4 concejales). El PSC (pierde 7
concejales) y el PP (pierde 6 concejales) se han derrumbado. Barcelona ha sido
un terremoto.
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