Las
elecciones municipales y autonómicas (en
11 de las 17 autonomías) en España del domingo han dado como resultado un
importante desplazamiento del voto hacia la izquierda, y una fragmentación
política, como protesta por las políticas de austeridad del Gobierno de Madrid,
presidido por Mariano Rajoy, y por la corrupción descubierta en el PP y el
PSOE, los dos partidos que han gobernado España desde la dictadura franquista.
Hay
tres elementos nuevos en estas elecciones del 24-M: primero, ya no hay mayorías
absolutas en los gobiernos autonómicos o regionales, y tampoco en los gobiernos
locales de las principales ciudades españolas, lo cual exigirá pactos a los que
el Partido Popular no está acostumbrado; segundo, la irrupción en el escenario
de la representación política local y regional de dos partidos, uno de
centro-izquierda (Ciudadanos) y otro de extrema izquierda (Podemos); tercero,
la pérdida de votos del independentismo catalán que ha dejado la capital
Barcelona en manos de una plataforma de siete formaciones políticas, liderado
por Ada Colau, por vez primera una mujer y de extrema izquierda, al frente de
la capital de Catalunya y con una mayoría muy pequeña, muy difícil de gobernar.
En la
capital, Madrid, aunque ha ganado por la mínima el Partido Popular, no podrá
formar gobierno, y al igual que Barcelona lo podría formar la plataforma “Ahora
Madrid” que incluye a Podemos, con el apoyo del PSOE. Eso se verá en los pactos
posteriores. Valencia (el PP sufrió un durísimo correctivo) y Sevilla irán a
coaliciones de izquierdas, mientras que Bilbao seguirá en manos del Partido
Nacionalista Vasco (PNV), el cual ha arrebatado la alcaldía de San Sebastián a
la formación cercana al grupo terrorista ETA, Bildu.
En Galicia y Asturias han
bajado el PP y el PSOE en votos, pero el PSOE seguirá gobernando Asturias y el
PP pierde en Santiago, A Coruña y Pontevedra.
Los dos
partidos nuevos, Ciudadanos y Podemos, han sacado los suficientes votos para
ser partidos que actuarán como apoyo a los partidos mayoritarios (PP y PSOE) en
los gobiernos de los ayuntamientos y de las regiones. En este sentido,
Ciudadanos se ha asegurado estar en los gobiernos de la gran mayoría de
ciudades importantes y regiones, cuando es un partido de reciente creación en
España, si bien ya existía en Catalunya donde ha mantenido una política
radicalmente contraria al independentismo y a favor de la unidad de España.
El
problema del Partido Popular va a ser que necesitará de acuerdos con distintos
partidos, y al no estar habituado a pactos puede perder bastantes municipios y
autonomías a manos del PSOE. El mensaje de los electores ha sido romper las
mayorías absolutas y obligar a los dos grandes partidos, PP y PSOE, al pacto,
al diálogo, a poner políticas diversas en común. Sin embargo, la proliferación
de muchos partidos pequeños condicionará a su vez estos pactos. Esto implicará
unos presupuestos locales y regionales más expansivos, incrementando la deuda
de las comunidades autónomas que ya es alto.
Aunque
el Partido Popular ha ganado globalmente las elecciones con 6 millones de
votos, ha perdido 2,5 millones de votos, casi un tercio de los que obtuvo en
las anteriores elecciones locales y regionales de 2011. El PSOE también ha
perdido votos, pero bastante menos: ha conseguido 5,5 millones de votos, con
una pérdida de 650.000 votos en total. Ciudadanos ha ganado 1,4 millones de
votos y era la primera vez que se presentaba. Podemos ha ido muchas veces en
coalición con otros grupos y ha ganado las elecciones de Barcelona y,
moralmente, de Madrid. Hay que destacar que buena parte de los votos de Podemos
proceden del Partido Socialista (PSOE) y en el caso de Ciudadanos, del Partido
Popular. El voto joven, según las centrales de encuestas, ha ido
mayoritariamente a Podemos y Ciudadanos.
El voto catalán
En
Catalunya el soberanismo baja y el domingo recibió el apoyo del 45 por 100 del
total de votantes, con el agravante de la pérdida de Barcelona, aunque fuera por
17.000 votos. De cara a las elecciones previstas para el 27 de septiembre, el
resultado del domingo es malo y la hoja de ruta independentista sufre una
herida muy profunda.
Barcelona
es un voto más político y la capital se ha decantado por votar más a la
izquierda, irrumpiendo de manera espectacular la candidata de extrema
izquierda, Ada Colau, que hizo un buen discurso tras las votaciones. Ciudadanos
sube con fuerza y obtuvo una representación análoga a Esquerra Republicana, y
por encima de los socialistas del PSC que sufrieron una dura derrota en la
capital.
En
Barcelona el error de Xavier Trias fue firmar la hoja de ruta independentista,
el primer día de campaña, anteponiendo el independentismo frente a los
ciudadanos de Barcelona. Fue el “abrazo del oso”. Se vieron caras muy largas de
decepción en la sede de CiU, y no es para menos. El aumento de votos de ERC no
compensa la pérdida de CiU, ni tan solo el incremento de votos de la CUP. El
soberanismo o independentismo deberá repensar su estrategia de cara a las
próximas autonómicas y de cara a las generales españolas.
La
formación que más ha perdido en Catalunya es CiU, especialmente en el cinturón de Barcelona, clara advertencia al independentismo. También el PP, partido este
que se queda casi testimonial debido a un mal liderazgo aquí y el inmovilismo
de Madrid. CiU, aunque haya sido la fuerza más votada en Catalunya (aunque
tuvieron menos votos que el PSC en 2011), ha perdido en casi todos los
municipios catalanes importantes, al menos el 5 por ciento de los votos, a
excepción de Girona. El PSC también ha perdido por sus divisiones internas,
aunque menos de lo esperado, manteniendo su fuerza en el cinturón barcelonés.
Comentarios
Publicar un comentario