El “proceso” catalán hacia la independencia, que lanzó Artur
Mas (CiU) hace dos años con apoyo de Oriol Junqueras (ERC), puede encontrarse
empantanado y sin salida, a causa de los dos grandes e insalvables enemigos:
España y Europa. No lo decimos nosotros,
sino el mismo Artur Mas en una entrevista con Xavier Sardá, en BTV (Barcelona
TV).
Sin embargo, Artur Mas añadió que “el proceso no puede dar
marchas atrás”, “por incierto que sea el camino”, pues de hacerlo “quedaríamos
arrasados”. Son unas declaraciones clarificadoras aunque sorprendentes.
Es decir, el “proceso” va a continuar cueste lo que cueste.
Y de momento cuesta en términos de inversiones extranjeras a Catalunya –una
quinta parte de las que llegan a Madrid—lo que se traducirá en términos de PIB
en pocos años. La inestabilidad política y la incertidumbre cara el futuro
castigan, como siempre, las inversiones. Claro que los independentistas no lo
reconocen y dicen que es coyuntural.
No hace ni tres años, en el año 2012, la gran pancarta de la
manifestación del 11 de Septiembre, Diada Nacional de Catalunya, decía:
“Catalunya, nou Estat d’Europa”. Ya se sabía entonces que era una temeridad
decir que independencia significaba seguir en Europa y el euro, pero eras más
bonito oír los cantos de sirena del independentismo, en lugar de decir la
verdad a los catalanes o simplemente tocar la realidad. ¡Se quería presionar a Europa!
Catalunya, hemos dicho repetidas veces, nunca será
independiente sin el acuerdo con Europa y con España. Y como Europa está
formada por la unión de Estados, sin el reconocimiento de la independencia por
parte de Madrid no habrá reconocimiento de Bruselas. Decir otra cosa es engañar
a la gente. Y es una pena, porque Catalunya siempre ha sido un territorio
europeísta: ha formado parte de Europa no solo por la historia, sino por su
modo de ser, tolerante y emprendedor.
Entonces, ¿qué va a hacer Artur Mas? ¿Morir con las botas puestas?
Creemos que no tiene otra salida que irse cuando sea derrotado por las urnas o
por los de su propio partido y coalición. Falta celebrar las elecciones
municipales el 24 de mayo, y después las autonómicas que están previstas (no
convocadas) para el 27 de septiembre. Y para remate las legislativas para
finales de año o primeros del año próximo.
¿Qué va a pasar? Artur Mas y Oriol Junqueras deberán
mantener viva, vivísima, la llama de la independencia, en la calle y en los
medios. En la calle es más difícil; en los medios será fácil pues los públicos
están controlados por el Govern y muchos privados o son ideológicamente afines,
o son subvencionados. Ya lo han hecho en el último año: están entrenados,
aunque no hayan ganado un solo adepto a la independencia, sino más bien se ha
retrocedido.
Ahora ya cuela menos aquello de que “Europa nos necesita”
que coreaban los independentistas, pues hasta ahora Bruselas no ha pestañeado
ante las presiones y campañas que le han hecho llegar desde Catalunya. Pero
siguen habiendo muchos catalanes que se lo creen… Al principio, el
independentismo soñaba con una intervención del ejército español y se encontró
con recursos jurídicos a los tribunales.
En este periodo electoral, no existe una oposición
articulada al independentismo, aunque sea mayoritaria en las urnas, pero
tampoco el independentismo se siente tan fuerte como para declarar
unilateralmente la independencia. O sea que se ha creado una importante bolsa
de ciudadanos irreductible (entre el 25 y el 30 por ciento) que hace difícil
cualquier solución negociada dado el radicalismo al que se ha llegado.
Ahora la independentista ANC (Assemblea Nacional de
Catalunya), liderada por Carme Forcadell, deberá cambiar de arriba abajo la
dirección, según los estatutos, y dejar paso a un nuevo líder que se cree será
Jordi Sánchez, antiguo dirigente y portavoz de “La Crida”, un grupo radical independentista
que en su día apoyó a la organización terrorista Terra Lliure, y que ahora está
en Iniciativa per Catalunya y es adjunto al Síndic de Greuges (Defensor del
Pueblo catalán) actual, el comunista Rafael Ribó, elegido por el tripartito
catalán. Jordi Sánchez ya no está para ir por los montes, pues se ha
acostumbrado a los despachos.
Será un año de muchas novedades, no exento de tensiones como
se está viendo.
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