Ir al contenido principal

Los ordinariatos acogen a sacerdotes y laicos anglicanos que quieran vivir la fe católica

                La ordenación episcopal de una mujer anglicana ha puesto de nuevo en el candelero la crisis de la Comunión Anglicana, que ha empujado a la Iglesia católica a acoger a los anglicanos que, aun manteniendo los ritos propios, quieren pertenecer en la Iglesia católica. A tal fin el papa Benedicto XVI creó en 2009 los llamados “ordinariatos personales” (Constitución Apostólica Angliconarum coetibus) que acogen a sacerdotes y fieles procedentes del anglicanismo y que no quieren continuar en esta comunión a causa de lo que creen son desviaciones fundamentales de la doctrina, como la ordenar mujeres al sacerdocio.

                Hasta ahora se han creado tres ordinariatos, equivalentes a obispados, que tienen la especificidad de que los sacerdotes (un centenar en total) que proceden de la comunión anglicana mantienen sus ritos propios y por eso se diferencian de los católicos latinos. Además dependen directamente de la congregación para la Doctrina de la Fe y no de la congregación de los Obispos. A los ordinariatos se han unido también parroquias y clero Luteranos, también disconformes con la decisión de incluir a las mujeres en el sacerdocio.

Los sacerdotes anglicanos casados pueden ordenarse sacerdotes católicos y lógicamente siguen casados. Esta nueva ordenación de los sacerdotes es imprescindible porque la Iglesia anglicana no conserva la tradición apostólica y por lo tanto el ministerio de los obispos anglicanos no es reconocido por la Iglesia católica como tales, a pesar de que en la época del cisma, en el reinado de Enrique VIII, eran todos obispos católicos.
            
              Los sacerdotes casados, sin embargo, no pueden ser obispos, pues el ministerio episcopal se reserva a los sacerdotes que han vivido en el celibato. Lo mismo ocurre en las iglesias ortodoxas y en las iglesias greco-católicas donde es posible ordenar a hombres que hayan contraído matrimonio. El celibato es una disciplina eclesiástica y no forma parte del contenido de la fe, por lo que aunque extrañe a los católicos latinos, hay sacerdotes –ahora también los que proceden del anglicanismo—que están casados. Pero cuidado, no se casaron una vez fueron sacerdotes, sino al revés, cuando se habían casado. Matiz muy importante.
             
             El primer ordinariato es el de Nuestra Señora de Walsingham que abarca los territorios de Inglaterra y Gales, y es el más numeroso con 81 sacerdotes. Fue erigido en enero del año 2011 y a su frente está el obispo Keith Newton. El segundo, llamado La Silla de San Pedro, fue erigido un año más tarde (2012) y abarca los territorios de Estados Unidos y Canadá. El tercero, Nuestra Señora de la Cruz Meridional, se encuentra en Australia y las misiones de los archipiélagos circundantes.

En la Iglesia católica y en las iglesias ortodoxas la ordenación sacerdotal está reservada a los varones por motivos que tienen su origen en la Revelación y en la Tradición, por lo que san Juan Pablo II, en 1994, y ante la polémica desatada con la ordenación de las primera mujeres anglicanas, estableció que el principio de que la ordenación sacerdotal se reservaba a los varones formaba parte del depósito de la fe. No por motivos sociológicos, históricos o disciplinares,  sino porque así lo quiso Jesucristo, cabeza y Esposo de la Iglesia y se ha mantenido en toda la tradición católica. Jesucristo podría haber hecho otra cosa y no lo hizo. Esto no significa una discriminación para la mujer, pues el ministerio sacerdotal es esencialmente un servicio, y, además, la criatura más excelsa que ha creado Dios ha sido la Virgen María, una mujer, pero no estuvo en el Cenáculo entre los doce elegidos, ni la Virgen ni las santas mujeres que seguían a Jesús.

Todo está explicado en la Carta Apostólica “Ordenatio sacerdotalis” (1994) de san Juan Pablo II. En ella se dice con claridad que el Papa no tiene capacidad para autorizar la ordenación de mujeres, pues al ser custodio de la fe no puede cambiar ni la revelación ni la tradición. En este documento deja zanjado para siempre el tema del sacramento del Orden que lo reciben solo los varones.

San Juan Pablo II completa la doctrina de Pablo VI quien en 1977, en su documento Inter Insigniores, establece ya esa doctrina. Posterior a la publicación de Ordinatio Sacerdotalis se planteó una “duda” sobre si la cuestión de la ordenación sacerdotal reservada solo a los varones formaba parte del “depósito de la fe”. La respuesta (octubre de 1995) fue: “Sí”. “Esta doctrina –dice la respuesta-- exige un asentimiento definitivo, puesto que, basada en la Palabra de Dios escrita y constantemente conservada y aplicada en la Tradición de la Iglesia desde el principio, ha sido propuesta infaliblemente por el Magisterio ordinario y universal (cf. Lumen gentium, 25,2)”. 


Comentarios

  1. Me parece muy oportuno este informe. Y, evidentemente, muy acertado.
    Muchas gracias

    ResponderEliminar
  2. Me parece muy oportuno este informe. Y, evidentemente, muy acertado.
    Muchas gracias

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

entradas populares

Gaudí no era un soltrerón ni un masón

El escritor e ingeniero Josep Maria Tarragona i Clarasó (Barcelona, 1957), es un gran divulgador de la vida y obra del genial arquitecto y artista, Antoni (Anton le llamaban sus familiares y amigos) Gaudí i Cornet. Muchos escritos de JM Tarragona están en la web www.antonigaudí.org , y ahora acaba de publicar su segunda biografía de Gaudí: “ Gaudí, el arquitecto de la Sagrada Familia ”, en español, catalán e inglés. Se preparan las ediciones en alemán, francés e italiano. En la presentación del libro –que tuvo lugar en la Cripta de la Sagrada Familia—el libro fue calificado de “definitivo”, aun tratándose de una “biografía breve”. Lo entrevistamos en una salita de su despacho, especial para el Diari de Tarragona -SA.- Gaudí, ¿de Reus o de Riudoms? -JMT.- Gaudí nació legalmente en Reus. Así consta en la partida de bautismo (no había Registro Civil entonces), en su cartilla militar y en los documentos y actas notariales que le mencionan. Sin embargo, existe una tradición

El uniforme en el colegio ¿sí o no?

Ejemplar la actuación  del fundador de Facebook, Mark Zuckerberg,  quien siempre lleva la misma ropa. El uniforme para ir al colegio, en los niveles obligatorios, levanta polémicas todos los años. ¿Sí o no al uniforme? Veamos qué dicen los partidarios y los detractores. Los detractores del  uniforme dicen que este señala a los niños y niñas de clase social alta. Además, el uniforme es desechado sobre todo por las niñas, que lo aborrecen muy pronto porque ellas quieren ser “distintas”, y dejar de ser “colegialas”. Así mismo -dicen los detractores- tanto chicos como chicas ven el uniforme como una cosa  antigua , de antes, no lo quieren. Los padres también piensan lo mismo: el uniforme va contra la formación de la personalidad de cada niño o niña, cuando se debe fomentar que cada alumno/a destaque por sí mismo/a. El uniforme, como su nombre indica,  uniformiza  cuando hoy cada vez más se tiende a individualizar. Los padres y educadores que  son partida

¿Por qué hay que prohibir los piropos?

                (Aleteia) Un piropo es una galantería, un cumplido, un halago, una lisonja que va dirigido a una mujer para exaltar su persona, su belleza . ¿A qué mujer no le gusta que se le diga que está muy guapa? Lo que ocurre es que la mujer está siendo peor valorada en la sociedad actual y solo es contemplada por una buena parte de los hombres como objeto de deseo . ¿Tendrá que ver con ello la ideología de género? Ese ya es otro tema. No confundir los piropos, con las expresiones groseras, bastas, soeces, bajas, en definitiva maleducadas, molestas y desagradables, que hieren la intimidad de la mujer . Prohibir o “erradicar” los piropos me parece una solemne tontería, cuando estos son galantes, delicados e ingeniosos. Sí que podrían rechazarse socialmente (no penalmente) las expresiones desagradables que ofenden a la mujer, como apunta Ángeles Carmona, presidenta del Observatorio de la Violencia Doméstica y de Género español, dependiente del Consejo General del Poder Judi