Por Salvador Aragonés
Periodista y profesor de la
UIC
Que la corrupción en
España está a la orden del día no hace falta decirlo en voz alta, basta leer
los diarios, ver los telediarios y escuchar las emisoras de radio. Cada día nos
salen casos de sobornos, directivos de cajas intervenidas que ganan millones,
los casos Gürtel, los EREs de Andalucía, el caso Urdangarín, el caso Camps, el
caso Blanco, y los que van a salir.
Por esto peguntamos
¿es España un país muy corrupto? Hay varias organizaciones internacionales que analizan
la corrupción, el blanqueo de dinero, especialmente del que procede del
terrorismo, y han estudiado a 182 países estableciendo baremos y metodologías
diversas. Hablamos de “Transparency
International”, de la Convención contra el Soborno de la OCDE, del Servicio
Ejecutivo de Prevención contra el Blanqueo de Capitales (SEPBLAC) del Banco
Mundial, además de los estudios llevados a cabo por catedráticos como Antonio
Argandoña, del IESE.
La Transparency International, correspondiente
al 2011, sitúa España en el país número 31, por encima de Taiwan, Portugal,
Bostwana y Eslovenia, y por debajo de Chipre, Estonia, Emiratos Árabes, Francia
y Uruguay, por este orden, y con la puntuación de 6,2 sobre 10. Los países más
“honestos” son Nueva Zelanda, Finlandia, Dinamarca, Suecia, Singapur y Noruega
que tienen una calificación por encima del 9 sobre 10.
EL FONDO DE
LA CUESTIÓN
Se podrá decir: “no
estamos tan mal”. Pero España hace muy poco para atajar la corrupción, según
estos informes. No hay sentencias condenatorias, porque las leyes son
“tolerantes” con la corrupción. El informe del Banco Mundial sobre los
Indicadores de Buen Gobierno asegura que España no hace casi nada para frenar
la corrupción. Comparemos con lo que ha pasado en otros países europeos.
En la administración
desde hace años se aceptaron corruptelas que se han ido haciendo mayores a medida
que la escala de mando ha subido, alcanzando a directores generales,
presidentes y consejeros autonómicos y hasta presidentes de diputaciones,
alcaldes, etc. El problema, señalan los informes antes citados, es que en
España la gente no denuncia los casos de corrupción. Sorprende, pero es así.
Es evidente que en
España hay una corrupción urbanística elevada, que ha servido para que algunos
ganaran mucho dinero con el que se financiaba al partido político que le
permitía tan nefasta práctica. La financiación de los partidos sigue siendo hoy
un caso de opacidad sin resolver. La encuesta del CIS pone de relieve que lo
más corrupto de España son los partidos políticos. El urbanismo sigue
legalmente descontrolado.
Hay personas, y
reconocidas como buenas personas, que no tienen el más mínimo escrúpulo en
hacer “pelotazos” en actuaciones combinadas con altos cargos: no tienen una
conciencia ética de su trabajo. Si sus casos salieran a la prensa ¿qué diría la
familia del “pelotero”?. Argandoña asegura que “ser ético en la empresa no es
fácil (…) se requiere “fibra moral”… Y se
detecta la falta de valores, de formación moral o de voluntad”.
DE
PROFESION, POLITICO
Conozco a muchos que
se dedican a la política y puedo poner la mano en el fuego sobre su honorabilidad
personal. Sin embargo, hay otros que se han tomado la política como “carrera”. Descubrieron
que en la política se puede ganar más dinero y además “tienes poder, mandas” ¡Ah,
el poder! Los alcaldes empezaron a cobrar por su “servicio”, pero después se
llenaron de asesores con mucha menos dedicación. Los sueldos de los alcaldes,
concejales y asesores subían por la vía de crear empresas públicas que
permitían (o así lo decidieron) cobrar por el tiempo que les dedicaban. Eran empresas
públicas de rentabilidad nula o dudosa pero permitían mejorar los ingresos de
los munícipes vía “dietas”. Estos podrían poner en sus tarjetas: “de profesión,
político”
Hay un alcalde que
no fue elegido --tantos hubo en las pasadas elecciones-- que decía: “yo
disfrutaba en el Ayuntamiento, tanto que si hubiera una carrera que dijera “Licenciado
en Alcalde”, yo la estudiaría sin dudar un momento”. Así es cuando el “servir al público” se transforma en “servirse del público”.
Hay que desterrar a
quienes están en la política para servirse de ella y no para servir al pueblo. El
Gobierno, por lo tanto, debería legislar para
erradicar las malas prácticas o malos comportamientos. Y además estas
leyes los magistrados y jueces en el ejercicio de su función deberían hacerlas
cumplir de modo ejemplar.
Muy buena exposición, a mi entender.
ResponderEliminarCreo que en España lo tenemos crudo para eliminar la corrupción. Si un ciudadano de a pie se le olvida hacer la declaracion de hacienda enseguida van a por él. Pero si un poderoso defrauda, roba o evade no pasa nada o casi nada.
En este pais el chollo es ser artista, deportista o politico, de elite se entiende, claro.
Buen comentario
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