La condena del Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, es la culminación de un esperpento político y ha hundido más la separación entre españoles y, sobre todo, la ruptura entre los poderes del Estado. El ejecutivo –que ya no manda en el poder legislativo al no tener mayoría parlamentaria—rompe de manera abierta y hasta hosca con el poder judicial, con críticas que no se observan en ningún otro estado democrático occidental.
Esta condena es un caso único en un país
democrático, porque el Fiscal General, según la Constitución, es el defensor de
la Ley. La Constitución dice: El Fiscal General del Estado “tiene por misión
promover la acción de la Justicia en defensa de la legalidad, de los derechos
de los ciudadanos y del interés público tutelado por la Ley, de oficio o a
petición de los interesados, así como velar por la independencia de los
Tribunales y procurar ante ellos la satisfacción del interés social” (art. 124).
Que el presidente del Gobierno, Pedro
Sánchez, hable de la sentencia del Tribunal Supremo como un “abuso de Poder”,
es algo inaudito, porque se erige como Juez Supremo del Estado, siendo solo
presidente del poder ejecutivo. Y que de modo semejante lo digan los ministros
quienes uno tras otro han descalificado la sentencia (lo hacen siempre que
ocurre algo que afecta a Presidente o al PSOE), es que vivimos en una
democracia anormal.
El culebrón del Fiscal General hace
tiempo que dura, a causa de su revelación indiscreta de un procedimiento contra
el novio (o como se diga) de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel
Díaz Ayuso ¿No se pudo pensar algo para no sentar al Fiscal General en el
banquillo de los acusados? ¿Y qué se podía hacer? Simplemente dimitir.
Pero hay aquí muchas preguntas: ¿Por qué
el presidente Pedro Sánchez arropó tanto
al Fiscal General? ¿Qué tiene que ocultar? ¿Por qué dicto sentencia el
Presidente diciendo antes del juicio que era “inocente”? ¿Por qué a los
magistrados y jueces se los califica de conservadores y progresistas? ¿Acaso
los que condenaron al Partido Popular en el caso Gürtel eran progresistas? Pues
no.
¡Qué ejemplo han dado los padres de la
constitución, Miquel Roca y Herrero Rodríguez de Miñón, y el ex presidente
Felipe González, en la celebración del 50 aniversario de la reinstauración de
la Monarquía en España!. Y las palabras del propio rey Felipe VI. Los que
llevaron la democracia a España, encabezados por el rey Juan Carlos, solo
obedecían al diálogo, al consenso, cediendo todos una parte de sus razones,
incluso históricas, para construir el futuro de España, sin rupturas, ni
insultos o malas palabras de unos contra otros, superando el fo que había
creado el franquismo. ¿Habrá que volver a construir el espíritu de concordia
que presidió la elaboración de la Constitución?
Y para acabar. No olvidemos que el Fiscal
General del Estado lo nombra el Rey “a propuesta del Gobierno, tas escuchar al
Consejo General del Poder Judicial”. ¿Por qué era dependencia del Fiscal
General del Gobierno? ¿Habrá que cambiarlo?
Comentarios
Publicar un comentario