Por
Salvador Aragonés
Golpe de
efecto del PSC-PSOE a las elecciones catalanas: la candidatura será encabezada
por el actual ministro de Sanidad, Salvador Illa. Ha sido un candidato promovido
por Miquel Iceta junto con Pedro Sánchez. Quien gestionó diariamente la
pandemia de la Covid-19 el año 2020, no gestionará el año de la vacuna. Ha sido
un golpe espectacular, pero ¿cuántos votos puede atraer Illa? Seguro que los votos constitucionalistras: será su voto útil.
El año
empieza con unas elecciones catalanas que las encuestas se encargan de decirnos
lo que pasará (no siempre aciertan y más con lo que pueda pasar todavía). En
Catalunya acabó el año con el final de una legislatura llena de sobresaltos y
con un gobierno que se dedicó más a la agitación independentista que a
gobernar, con Quim Torra al frente.
Ahora nos
espera un nuevo gobierno tras el 14-F, fecha en la que han sido convocadas las
elecciones. Según las encuestas, las elecciones pueden acabar con un gobierno
pactado entre Esquerra Republicana y los socialistas del PSC, apoyado también
por los Comunes (versión Podemos en Catalunya). Según los socialistas del PSC,
el partido necesita solo 100.000 votos para ganar las elecciones, por encima
incluso de ERC.
Hemos dicho
gobierno pactado, no de coalición. Es repetir la fórmula de Madrid donde ERC y
el PSOE gobiernan sin coaligarse, a no ser que gane Salvador Illa.
Hablamos de
lógica --si es que la política tiene lógica—de la lógica del reparto de poder.
Esto llevará al Junts (el partido del ex president Carles Puigdemont) a estrecharse el cinturón y reducir los gastos
en Waterloo, donde residen --y comen-- Puigdemont y los suyos, es decir los
“exiliados” o fugados de la justicia y su corte, y el llamado “Consell per la
República”, cuya composición casi nadie los conoce en Catalunya.
La analogía política
entre Madrid y Barcelona ha funcionado siempre, hasta ahora. Con los gobiernos
de Jordi Pujol, que apoyaba a los gobiernos del PP y del PSOE sin formar parte
de ellos, y en la época del tripartito de Pasqual Maragall, cuando ERC daba solo
su apoyo al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
El Govern de
ERC deberá rebajar su tensión independentista, sin dejar de serlo, y dedicarse
a reconstruir este maltrecho país. Maltrecho no solo a causa de la Covid-19,
sino por la caída de los índices económicos que ha causado el “procés” en los
últimos años. No voy a decir qué índices, porque los airea la prensa cada dos
por tres.
Pere
Aragonés, president en funciones, afirma que lo primero es reconstruir el país
antes de proclamar la independencia --que se queda en papel mojado, mientras no
haya una mayoría social potente--. Lo dice también Oriol Junqueras. O más bien,
Pere Aragonés lo dice, porque lo dice Oriol Junqueras.
Por la calle
se ven pocos lazos amarillos, no porque los presos han sido indultados o
amnistiados, y los “exiliados” han vuelto. No. Porque todo sigue igual: los
presos siguen en la cárcel (suavizada ciertamente) y los fugados siguen pendientes
de la justicia.
¿Serán
indultados? Desde el primer momento, el partido socialista (PSOE) está de
acuerdo con los indultos, a pesar de que jurídicamente sea complicado, pues los
afectados no solo no están arrepentidos de lo que hicieron, sino que siguen
diciendo “ho tornarem a fer” (lo volveremos a hacer). Será una decisión
política, pero en un estado de derecho la política no está por encima de la ley
¿Hay otro medio para rebajar la tensión en Catalunya?
Los presos y
los fugados piden la amnistía, pero eso sí que sería dar un triple salto mortal
a la ley.
¿Y los otros
partidos, como PP, Vox, Ciutadans (el que ganó las elecciones en 2017, por
encima de los indepedentistas), PDECat, CUP, etc.? No estarán en el reparto de
poder en Catalunya. Ciudadanos seguirá teniendo fuerza electoral, aunque mucha
menos, y las fugas que hay ahora (al PP y PSOE) tienen más interés en mantener
el escaño. El PP está sin liderazgo tanto aquí como en Madrid, y los pocos
votos que tiene serán repartidos con Vox.
El PDECat es
el partido de Artur Mas, aunque no lo lidere, y este arrastra múltiples errores
de estrategia, de táctica y de nariz política. La CUP seguirá con su grupito de
diputados, mientras que el gran opositor será el partido de Puigdemont, con
Laura Borrás el frente, pues Puigdemont es eurodiputado, de momento, y vive en
Bruselas.
Lo que hemos
escrito antes es en base a lo que vemos y a lo que nos dicen las encuestas,
sabiendo que la única encuesta que vale es la del 14 de febrero.
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