Naruhito y Masako, nuevos emperadores del Japón

KAZUHIRO NOGI | AFP
Salvador Aragonés | May 02, 2019
Expectación sobre si las mujeres seguirán excluidas del trono japonés
Con la solemnidad propia de un milenario trono, Japón celebró la pasada medianoche el cambio de emperador, en un ambiente festivo y con fuegos artificiales en todas las ciudades. Japón cambió de era, porque cambió de emperador. El emperador Akihito, de 85 años, con su esposa la emperatriz Michiko, de 84, cedieron el Trono del Crisantemo a su hijo el Príncipe Heredero, Naruhito, de 59 años, y su esposa Masako, de 55. Japón pasó de la era Heisei (“Mantenimiento de la paz”) de Akihito, a la era Reiwa (“Bella armonía”) de Naruhito.
En su primer discurso, el ya emperador Naruhito afirmó que quería ser el “símbolo del Estado” y de la unidad de los japoneses, y manifestó ser continuador de la línea que siguió su padre, procurar la “paz en el mundo y la felicidad del pueblo”. Además, dijo, actuará de acuerdo con la Constitución y al lado de su pueblo.
Al despedirse, el emperador Akihito –hoy emperador emérito—deseó que la nueva era de su hijo fuera una era estable y fructífera: “rezo con todo mi corazón por la paz y la felicidad del pueblo en Japón y en todo el mundo”. Akihito subió al trono imperial como un dios, pero se ha ido como un hombre. Él mismo quiso eliminar el carácter divino del emperador.
La ceremonia se celebró en el Salón de los Pinos del Palacio Imperial de Tokio en dos fases: la abdicación y la entronización, por espacio de doce horas. La medianoche del 30 de abril fue el fin de la era Heisei. Vestido de frac, Naruhito recibió en el mismo salón del Palacio Real los tres atributos (Tesoros Sagrados) imperiales con que, según la tradición, la diosa Sol, Amatserasu, entregó al primer rey nipón. Estos atributos son dos que se le dieron en cajas cerradas: la espada Kusanagi no Tsurugi y la joya Yasakani no Magatama. El tercero es el cristal Yata no Kagami que se halla guardado en Ise, el santuario sagrado nipón.
El nuevo emperador Naruhito seguirá en la línea de su padre haciendo perdonar los desmanes que causó su predecesor Hirohito en la era de colonización de Japón por los países asiáticos.
Un detalle es que en la toma de posesión del nuevo emperador Naruhito, siguiendo el protocolo imperial, no había mujeres, ni siquiera su esposa, la hoy emperatriz Masako, conocida también en diversos ambientes sociales como “la princesa triste”. En la toma de posesión solo había una mujer que era la ministra de Igualdad de Género Satsuki Katayama.
Uno de los temas a resolver por este emperador será la sucesión. No tiene hijos varones, y en Japón no pueden heredar las mujeres, desde hace unos 300 años, aunque sí ha habido varias emperatrices japonesas en la historia. Los nuevos emperadores solo tienen una hija, la princesa Aiko, de 17 años.
Japón es un país en el que existe libertad religiosa, sin cortapisas, aunque el relativismo y el indiferentismo están muy extendidos dentro del sintoísmo que es la religión más practicada. Los católicos en Japón son unos 600.000, distribuidos en 16 diócesis y atendidos por 1.589 sacerdotes. Estos católicos preparan ya la visita del papa Francisco que tendrá lugar el próximo mes de noviembre.
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