En Catalunya, después 15 meses de las elecciones, el
gobierno de Quim Torra no ha hecho casi nada. Por no tener, no tiene mayoría en
el Parlament y ni siquiera presupuestos, incapaz de negociarlos quien dice
estar tocado por la varita mágica del diálogo. No conozco a nadie en el mundo
que no pida diálogo y negociación, aunque no pocas veces es un farol y ganas de
ganar tiempo (es el caso de Maduro).
El President se ocupa, eso sí, de poner y quitar lazos de
distintos colores, la simbología, decir que solo él tiene razón, pedir la
liberación de los presos (cosa imposible si están en un juicio y en espera de
sentencia), mítines por las comarcas para insuflar ánimos al independentismo,
etc., etc.
Cuando Quim Torra va al Parlament a someterse al control
parlamentario, sufre lo indecible. No le gusta el cuerpo a cuerpo. Sufre. Se le
ve en la cara. Y sobre todo lo que no le gusta es escuchar a Inés Arrimadas que
lo machaca cada vez. Torra no es ni político, ni parlamentario, ni gobernante.
Solo le gusta agitar a las masas y defender símbolos.
Además, Quim Torra no es ni siquiera President, sino
“President per delegación”, porque el auténtico President es Carles Puigdemont,
el cual es el que decide las grandes líneas, no solo del Govern, sino del
partido (es quien hace las listas electorales y pone a los buenos y castiga a
los malos).
Todo eso ha situado al Govern de Catalunya en un ridículo
espantoso, dentro y fuera del Principat. A Catalunya ya no viene ninguna
autoridad europea o mundial. Vive en un aislamiento político e internacional
muy manifiesto, a pesar del apoyo que los independentistas reciben de Rusia y
de Israel. Estos, con tal romper Europa, todo les va bien. Peligrosísimo antes
las elecciones europeas de mayo. Los populismos siguen avanzando con el apoyo
de estos dos países y con el tema de fondo de las migraciones. En Holanda acaba
de ganar las municipales el partido de la extrema derecha.
Visto así, ¿por qué no hay elecciones en Catalunya? El
último en pedirlo es el PSC (muy callados en tiempo de Pedro Sánchez) que, en boca
de su portavoz, Eva Granados, ha dicho: “Si no envían leyes al Parlament, si no
ejecutan lo que dicen que harán, si no tienen mayoría, ni obedecen los mandatos
parlamentarios, si no gobiernan, ¿por qué no convocan elecciones? Catalunya
necesita un gobierno que gobierne”. Ya era hora.
La potestad de convocar elecciones es del presidente de la
Generalitat, y solo él puede hacerlo. Pero como Quim Torra no es eso, porque es
“President per delegació”, quien
decide es Puigdemont. Y para Puigdemont, ni hablar de elecciones, pues le
quedan todavía casi tres años en Waterloo. Perdería en favor de Esquerra
Republicana, que lideraría el independentismo. Y eso ni hablar. Se verá en las
próximas elecciones, tanto generales como municipales.
Total, que la política en Catalunya es un desaguisado. ¿Los
presos? Cuando haya sentencia firme, el próximo otoño, se verá. Los defensores han
anunciado ya que irán al Tribunal Europeo. Y después ¿habrá indulto? En mi
opinión lo habrá, mande quien mande en Madrid. La solución del conflicto
catalán pasa por los presos. No hay alternativa. Y mientras haya políticos en
la cárcel no va a haber arreglo del caso catalán. Mientras tanto, todo queda en
el aire.
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