El conflicto de
Venezuela ya está internacionalizado. El colapso económico, humanitario,
democrático, la quiebra política del sistema chavista ha dado pie a la división
de Venezuela, o mejor dicho, de los venezolanos. La salida de Juan Guaidó,
presidente de la Asamblea –la representación democrática del
pueblo—autoproclamándose presidente interino fue coordinada: mientras Estados
Unidos reconoció inmediatamente a Guaidó, Rusia, China e Irán se alinearon con
Maduro, con casi la misma inmediatez.
Así, el conflicto
en el país caribeño dejó de ser nacional y se internacionalizó. Rusia, China e
Irán no apoyan a Maduro por lo que hace, sino por una razón geo-estratégica,
por plantar cara a los Estados Unidos. Venezuela viene a representar la Cuba
castrista del siglo XXI. Está claro que Trump y los norteamericanos no quieren
otra Cuba en las Antillas, después de aguantar a Fidel Castro y el castrismo
más de medio siglo.
Decíamos que
Rusia y China no apoyan directamente a Nicolás Maduro, pues este en sus
reuniones en Moscú y Pekín, respectivamente, no tenía una gran acogida. Sobre
todo en China, pues cuando visitó Pekín el pasado mes de septiembre --para
solicitar una ayuda de 4.500 millones de dólares-- fue recibirdo en un clima
gélido. La deuda económica de Venezuela con China es muy alta, y Maduro no se
ha distinguido por administrar bien sus recursos. Pero más que el dinero le
interesa a China mantener un pulso con los Estados Unidos con quien ahora
negocia la crisis arancelaria. Además, Venezuela es un país poco agradable a
China dado que debe cruzar el canal de Panamá para ir allí, o pasar por el
estrecho de Magallanes, pues Colombia, Ecuador, Chile y Argentina no reconocen
a Maduro.
En el caso de Moscú,
Venezuela ha comprado armas (dos cazas Tupolev, rifles kalashnikov, etc.) por
un montante global que se acerca a los 20.000 millones de dólares. Es más,
Venezuela construirá una fábrica de kalashnikov en Maracay. Además de armas,
Rusia le suministra trigo y otros productos de primera necesidad.
¿Y Europa? Europa
–la mayor parte de Europa- se ha sumado a reconocer a Juan Guaidó una semana
después. Dio un ultimátum a Maduro: o convoca elecciones antes de una semana o
reconocerá a Guaidó. Pasó una semana –vana espera porque estaba clarísimo que
Maduro no iba a convocar unas elecciones—y tanto el Parlamento Europeo, por
mayoría, así como la mayoría de Estados (Francia, Alemania, Gran Bretaña,
España, Polonia… hasta 18), reconocerían a Juan Guaidó, como presidente
interino, para la convocatoria de elecciones. Era no hacer seguidismo de los
Estados Unidos, porque no se lo merecen, visto el modo con que trata a Europa.
Sin embargo, Italia y Hungría, han seguido manteniendo su embajador ante
Maduro.
Este escenario es
muy parecido al que llevó a la guerra del Vietnam: Rusia y China apoyando a los
guerrilleros del Viet-cong, mientras Estados Unidos apoyaba una dictadura
corrupta como la de Van Thieu. Ahora es al revés: Rusia y China apoyan una
dictadura corrupta, la de Maduro, mientras que los Estados Unidos, Europa y la
gran mayoría de América Latina apoyan a un pueblo desesperado por la falta de
alimentos, de libertad, y de futuro, teniendo que emigrar dos millones de
ciudadanos a los países vecinos (Ecuador, Colombia, Brasil, etc.).
¿Cómo va a
desarrollarse el conflicto? Ahora Maduro pide la mediación del Vaticano, cuando
hasta ahora ha mediado sin resultado alguno. Maduro lleva años “dialogando con
la oposición”, pero sin resultados. Pedir ahora diálogo es casi un sarcasmo.
Ciertamente Maduro no es ni la sombra de Fidel Castro y su papel no puede ser
otra cosa que una marioneta en manos de Vladimir Putin, presidente de Rusia, a
quien le concedió el premio Hugo Chávez a la Paz y a la Soberanía de los
Pueblos.
De momento, unos
y otros han dicho que no utilizarán las armas, pero el arsenal ya lo tienen
preparado. El conflicto está en marcha. La paz es posible, pero pocos creen que
sea posible en Venezuela.
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