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Entre Sánchez y Torra, un diálogo muy complicado, casi imposible

Joaquim Torra no es un político al uso. Hace política, sí, pero es President a pesar suyo. Un político al uso no haría ni diría las cosas que hace y dice Torra. Ciertamente, como buen independentista, utiliza todo lo que toca por la causa. Sin embargo, se expresa mal y muchas veces sus problemas le han venido por hablar demasiado y no expresar con claridad lo que piensa.

Si uno escucha en Barcelona o Lleida a un independentista, parece como si la independencia está a la vuelta de la esquina. Esta historia lleva ya más de seis años. La propaganda independentista ha dicho que la independencia llegaba ya en 2014, en 2016, en 2017 y entramos en el 2019 y esa independencia no acaba de llegar.

El independentismo ha utilizado todos los instrumentos de la sociedad, desde la gobernación de Catalunya hasta la simbología (el amarillo por todas partes y las esteladas), los votos (aunque nunca han llegado al 50 por 100) y hasta el deporte (el Camp Nou y los demás deportes), la cultura, los medios de comunicación (en especial TV3 y Catalunya Ràdio), fiestas populares, etc. Todo ha tenido un color independentista. El poder del que han dispuesto hasta ahora los independentistas se puede decir que ha sido muy grande. Y no lo han conseguido… o como diría un independentista, no lo han conseguido, todavía.

¿Qué les falta a los independentistas para conseguir la independencia? Yo creo que una sola cosa, como lo tuvo Eslovenia: ganar por una mayoría apabullante (el 80 por ciento) en unas elecciones. En otras palabras, falta demostrar su hegemonía en la sociedad, en democracia, con los votos. No ha hecho falta celebrar un referéndum para ver que el independentismo no tiene la mayoría social. Ahora lo veremos refrendado otra vez en las elecciones municipales, donde Barcelona y su cinturón serán la clave donde se verá el peso político-electoral del independentismo. Las elecciones en Barcelona no serán municipales, serán políticas.

¿Y Pedro Sánchez? ¿A qué juega? Sánchez juega a cargarse de razón contra las razones del independentismo. ¿Quieren diálogo y mano tendida? Ahí va. Pero no, dicen los independentistas, el diálogo debe ser para que se celebre un referéndum de autodeterminación. Esto ya sabemos que es imposible, tan imposible como que los presos del “procés” tengan sentencias absolutorias. Así las cosas, no es posible un diálogo en el que las dos partes cedan lo suyo, porque hay una que no está dispuesta a ceder, por ejemplo el referéndum de autodeterminación.

Desde mi punto de vista, si Pedro Sánchez, a pesar de su mano tendida, no consigue nada y sigue subiendo de tono el conflicto, como parecen indicar las declaraciones cada vez más subidas de tono de Torra, la aplicación de un artículo 155 de las Constitución será implacable.

En cuanto a la reunión del Gobierno el próximo viernes en la casa Llotja de Mar, un lugar muy céntrico y equidistante de las principales instituciones de Catalunya, para los independentistas “es una provocación”. Y lo es, porque ellos ven al gobierno español como un “gobierno extranjero” sin derechos sobre la tierra catalana, lo ven como un gobierno de la metrópoli que va a visitar a “su colonia” que es Catalunya.

Y es una “provocación” porque el Gobierno podría haberse reunido en un lugar apartado, como el Palacio Nacional de Montjuic, el Palacio Real de Pedralbes o el Palacete Albéniz, que, aun siendo término municipal de Barcelona, están en un lugar apartado. El gobierno de Pedro Sánchez no lo ha querido así, pues considera que puede reunirse en cualquier parte del territorio español.

Ahora los líderes independentistas piden calma, después de haber encendido la mecha a todos los que buscan altercados, grupos y grupúsculos controlados casi todos por las formaciones independentistas que tienen mayoría, aunque mínima, en el Parlament de Catalunya.

En fin, la solución es tan complicada como imposible: dejar los presos en libertad no lo podrá decir la política, sino la justicia. Otra cosa son los indultos, que sí es política. Y que la Constitución encaje un referéndum de autodeterminación. ¿Dónde puede estar el diálogo? No fuera de la Ley, dice Sánchez; imposible “avanzar” si no hay referéndum ni liberación de los presos, dicen los independentistas. Pero estos siguen pidiendo diálogo ¿Entonces? Si se tensa más la cuerda resulta que a lo mejor se rompe. ¿De qué diálogo estamos hablando? ¿Cuáles son sus límites?

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