A Pedro Sánchez le salió bien la
moción de censura… sin pensarlo. Lo dijo su número dos José Luis Ábalos: “no
esperábamos que la moción de censura terminara en esto”. Por lo tanto, es
normal que Sánchez tarde un poco en hacer gobierno, pues no estaba preparado.
Por la misma razón, porque ganó
sin pensarlo, no hay “pactos secretos” con los independentistas catalanes, ni
con Podemos. Estos le dieron un cheque en blanco a cambio de echar a Mariano
Rajoy del poder y abrir diálogos. Pero diálogos no son promesas. ¿Fue un cheque
el banco? Casi. Salvo con el PNV: puso dos condiciones principales: mantener
los presupuestos (que suponen inversiones de 540 millones de euros para el País
Vasco) y no convocar elecciones de inmediato (miedo a Ciudadanos), y además
consiguieron ser llamados “aliados preferentes” por Pedro Sánchez.
El pánico de Ciudadanos –ya lo
hemos dicho varias veces—es que se vuelva al bipartidismo, con alternancias de
gobierno del PSOE y del PP y con el apoyo de las minorías vasca y catalana, si
es que el PDeCat y Esquerra se avienen a pactos aplazando sus anhelos de
independencia para para más adelante, para otro momento histórico más propicio.
Hoy esto no es posible, más cuando nace en Madrid un presidente del Gobierno
que ha ofrecido una mano tendida, que no será reconocer la República Catalana,
pues Pedro Sánchez ya dijo que su diálogo se circunscribirá dentro de la
Constitución y el Estatut. También lo dijo Rajoy, pero tiene otro talante, y la
sociedad civil catalana reclama estabilidad, gobierno y diálogo.
Pedro Sánchez, además, goza, igual que Rajoy, del apoyo de Europa, los Estados Unidos, América Latina y los mercados.
Pedro Sánchez, además, goza, igual que Rajoy, del apoyo de Europa, los Estados Unidos, América Latina y los mercados.
De este modo se pretende cerrar
un ciclo en el que los errores del PP y del PSOE, salpicados por decir poco por
la corrupción y amiguismos, dejaron que populistas por la izquierda y
antinacionalistas y contra la corrupción por la derecha (Ciudadanos) rompieran
el bipartidismo. El PSOE, con Pedro Sánchez se ha renovado, pero no el PP,
donde Rajoy es el pasado, un rinoceronte de la política (Don Tancredo) difícil
de descabalgar.
Entonces, ¿vuelve España al
régimen constitucional del 1978? Con cambios. Podemos se ha convertido en un
partido pequeño burgués, con sus líderes disfrutando del bienestar que les
ofrece el poder el sistema. Ciudadanos deberá medirse con el Partido Popular en
el tema territorial, pero el PP en la oposición les dejará poco margen y
caladero de votos de Rivera se encuentra en aquel partido, y cuenta además con poca
implantación territorial.
En España, por lo tanto, se deshincha el
radicalismo surgido a consecuencia de los errores del PP y del PSOE. Ya
advirtió Pedro Sánchez que el PP debe ser un gran partido al regenerarse. O sea
que ve al PP en la oposición pero el partido de alternancia con el PSOE en el
gobierno de España. Porque Mariano Rajoy creía que llevaba España en su cabeza
y en su corazón y se hacía imprescindible. Lo mismo que Puigdemont, Torra y
Elsa Artadi piensan que llevan a Catalunya en su cabeza y en su corazón. Pero tanto
España como Catalunya, muy plurales, son más que Rajoy y Puigdemont. Mucho más.
Y en política nadie es imprescindible.
El PNV tenía tanto pánico a Ciudadanos,
como Rivera al bipartidismo. Y por eso el PP confiaba en los vascos, sin tener
en cuenta que estos son pragmáticos y no se casan con nadie. Han preferido la
oferta de Pedro Sánchez, más cuando Rivera dijo que “se ha acabado la
legislatura”. Rivera también quería llegar al poder, pero por vía electoral.
Los hechos no le han sonreído.
En cuanto a los independentistas,
deberían haber aprendido la lección, pues si bien no se puede gobernar España
sin la aportación de los nacionalismos vaco y catalán, tampoco se puede gobernar
España contra la derecha como se quiso hacer con el Estatut en vigor.
Comentarios
Publicar un comentario