El nuevo gobierno español, presidido por Pedro Sánchez, ha
merecido todos los respetos de la opinión pública española. Ha creado un soplo
general de simpatía. Nadie esperaba que Pedro Sánchez tuviera personas tan
válidas en su chistera. Además, son personas que le han sido fidelísimas en su
travesía del desierto, cuando nadie daba un euro para el Secretario General del
PSOE: 11 mujeres, Borrell, Grande-Marlasca, un famoso (Duque) y un tuitero
friki (Màxim).
La nueva ministra de Administraciones Públicas, Meritxell
Batet, ha dicho que una gran prioridad del gobierno de Sánchez es la crisis de
Catalunya. Muchos recelan de Pedro Sánchez, porque hasta ahora se ha prodigado
en declaraciones a veces contradictorias. Esto no quiere decir que no tenga las
ideas claras, que las tiene, y si no miren al nuevo gobierno.
La primera cuestión es que Meritxell Batet será la ejecutora
de la política catalana del presidente Sánchez. El nuevo gobierno ha
sorprendido al independentismo catalán, y no gratamente. No es un gobierno
débil ni títere de nadie, sino un gobierno sólido, y esto preocupa. Cuenta mayoría parlamentaria (PP, C,s yPSOE)
para hacer valer sus tesis sobre Catalunya. Y no olvidar que Pedro Sánchez es
un pragmático y un hombre de empuje.
¿Y cuáles son estas tesis? La primera ya la ha anunciado en
su discurso en la moción de censura: querer que las instituciones catalanas se
muevan dentro de la legalidad constitucional. Pero el president Quim Torra no
está por la labor, como se desprende en sus dos últimas declaraciones públicas
esta semana: ante TV3 y ante el Parlament. Este será su primer escollo. Quim
Torra ha dicho ya que “su constitución” es el referéndum ilegal del 1 de
octubre: la República.
Segundo escollo. Lo más importante y emotivo a nivel de
opinión pública independentista: la liberación de los presos y el retorno de
los que están fuera, huidos de la justicia española. En este tema Pedro Sánchez
no puede saltarse las reglas democráticas, las reglas esenciales de la
separación de poderes. En otras palabras, no puede decirle al juez Larena que
se aparte de la causa y/o libere a los presos (muchos independentistas creen
que sí lo puede hacer “si tiene voluntad para ello”). Los presos y los huidos
están en manos de la justicia y solo los jueces pueden decidir sobre su situación.
Pero entonces ¿no puede hacer nada? Sí puede hacer, como
nombrar al nuevo Fiscal General del Estado el cual puede “pedir” al juez (solo
pedir) la libertad de los presos, como solicitó ya el actual Fiscal General
para el ex conceller de Interior Joaquim
Forn, pero el juez no lo concedió. Así funciona el poder judicial. ¿Tan difícil
es entender esto, o metemos a jueces, fiscales y ministros en el mismo saco?
Ahí hace falta pedagogía al independentismo.
¿Qué puede hacer? Pedro Sánchez, además de nombrar un nuevo
Fiscal General, podrá proceder al acercamiento de los presos, a través de
Instituciones Penitenciarias del Ministerio de Justicia. Nada podrá hacer con
los huidos; es más, estos lo tienen más difícil porque nadie puede decir hoy en
Europa que España es un país franquista, como dicen los independentistas.
La conversación entre Pedro Sánchez y Quim Torra, será el
encuentro entre un político pragmático (Sánchez) y un idealista emotivo, Torra,
que llegó a la política de rebote. A lo más, Sánchez podría insinuar que una
vez condenados pidieran el indulto al gobierno, como solicitó Miquel Iceta,
pero no lo puede prometer.
¿Y el PDeCAT? Sus diputados en el Congreso, aun siendo
independentistas, tienen una línea más moderada que Puigdemont, Torra y Elsa
Artadi. Aquellos, en la moción de censura, solo pidieron a Pedro Sánchez que no
convocara elecciones y Sánchez lo aceptó. No corren buenos tiempos hoy en
España para los radicalismos nacionalistas, y menos para quien ha manifestado
un clarísimo rechazo a los españoles, como Torra. Sin embargo, el
independentismo ha subido el listón reivindicativo para los presos en la calle
estos días.¿Crfeerán que el gobierno español está más débil? Se equivocan.
El president Torra también cometió, entre otros, un error en sus
declaraciones a TV3 cuando dijo que el mejor régimen para España es la
República. ¡Hombre! Porqué se busca más problemas de los que tiene. España
tendrá el régimen que quieren los españoles ¿o no?
¿Y en Esquerra Republicana? En el Congreso no da ningún
miedo Joan Tardá, y Gabriel Rufián debería cambiar su afán tuitero para
dedicarse a la política, negociando aquí y allá lo que sea mejor para los catalanes.
Falta un baño de realismo y de pragmatismo.
¿La solución? La tienen ERC y el PDeCAT, si quieren o no
quieren ceñirse a la legalidad vigente. Sin renunciar a sus ideas.
O sea que en España hay una nueva situación política que ha
ilusionado a los españoles. ¿Y en Catalunya, la podrá haber?
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