Rajoy aceptó de forma condicionada ir la investidura, cuando
se cumplen nueve meses (desde octubre en que se convocaron elecciones) en que
España vive con hay un gobierno en funciones. Porque hay presupuestos del Estado para 2016 (la
Generalitat se encuentra aquí en desventaja) la larga crisis política se ha
notado menos.
Ahora ha llegado el momento de la verdad. Los partidos de la
oposición no quieren en absoluto nuevas elecciones, porque los ciudadanos están
hartos de tanta ineptitud, como dijo el presidente de Extremadura, Guillermo
Fernández-Vara.
Al acercarse otoño hay que tener preparados unos nuevos
presupuestos, un calendario para las reformas fiscal, pensiones, justicia,
educación y cambios constitucionales, y cumplir los compromisos con la Unión
Europea. El independentismo no forma parte de las urgencias porque lo urgente
lo puede resolver un gobierno en funciones.
Se han gastado nueve meses y se han perdido seis. La miopía
de quienes no supieron leer bien el resultado electoral del 20-D son los
responsables. España no votó “cambio”, sino “pacto”, o dicho de otra manera,
que no gobierne el PP solo, sino pactando. Sánchez y Rivera se equivocaron, uno
por pedir el cambio y el otro por pedir la cabeza de Rajoy. Ahora tienen que
enmendar su lectura de ayer y llegar a pactos. Se les puede perdonar porque son
todavía aprendices en el arte de la política.
Es evidente que el PP no gobernará con su programa
electoral, al tener que llegar a
acuerdos con Ciudadanos y con socialistas. No puede llegar a acuerdos con
independentistas, por razones obvias, ni con Podemos.
En la política española lo primero que se ha interpretado
mal, porque falta pedagogía, es que una cosa es la investidura –permitir que
haya un gobierno—y otra un pacto de gobierno. Sin embargo, es cierto que toda
investidura requiere un pacto con quienes te lo apoyen o permitan, pero no es necesario
un pacto de gobierno, ni gobernar juntos, ni estar en el gobierno, pero sí
tener unos acuerdos mínimos que el nuevo gobierno deberá cumplir.
Difícil lo tiene Albert Rivera, quien fácilmente pactó un
programa con el PSOE, pero no lo quiere con el PP, ¿por qué? El pacto con el PP
es, para Ciudadanos, el abrazo del oso. Teme Rivera, con razón, que el PP se
los puede comer y disolver en una legislatura o dos. El PP tiene una
experiencia de gobierno muy superior a los “penenes” (aprendices) de
Ciudadanos, y esto asusta.
El PSOE resulta imprescindible para que haya gobierno, pues
sin su abstención total o parcial no sale el nuevo ejecutivo. Y si no hay
gobierno, deberá cargar con la responsabilidad de unas posibles terceras
elecciones. Y esto no lo quiere. Naturalmente que venderá cara, muy cara, su
abstención. Será una abstención total o parcial extensible a los presupuestos,
pues sin presupuesto el gobierno no puede continuar y vamos a otras elecciones.
Hay otra razón que investirá a Rajoy: el rey Felipe VI. Si la figura
del monarca debe ser el de moderar entre las instituciones de un país, y por
tanto entre los partidos en este caso, no puede arriesgarse a unas nuevas
elecciones, porque muchos preguntarían “¿qué hace el Rey?” o “¿para qué sirve
el Rey?”. Unas terceras elecciones pondrían ya sobre la mesa una crisis del
Estado, de las instituciones del Estado español. Y eso solo conviene a Podemos
y a los independentistas. A todos les aprieta el zapato.
Por todas estas razones pensamos que Mariano Rajoy llegará a
acuerdos con los otros partidos constitucionalistas. Otra cosa es si será un
gobierno fuerte o no. Esto lo veremos tras la investidura al albur de los
pactos que se hayan formulado.
En Madrid hay demasiada afición a los nombres de los cargos,
y esto no es bueno. Pero es normal en la Villa y Corte donde cada ministro,
cada alto cargo, lleva aparejado consigo un buen número de otros cargos y
prebendas. Esto viene ya de la monarquía de los Austrias con los “validos”
¿Cuántos “validos” tiene un gobierno? Los que vivimos en las periferias sabemos
que tenemos poco acceso al “sottogoverno”
–los cargos por debajo los ministros- a menos que seas amigo o conocido del ministro.
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