La encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas, para
todos esperada, ha puesto de nuevo sobre el tapete el estado de la opinión
pública sobre los partidos políticos, y avanza un posible resultado de las
elecciones del 26-J si se celebraran ahora.
La encuesta del CIS es esperada porque casi siempre es la que
más se aproxima al resultado electoral final. La encuesta señala dos fenómenos:
primero, una ligera flexión a la baja del PP y del PSOE (imposible la
recuperación del bipartidismo), un aumento de Ciudadanos y un descenso de
Podemos, pero que si se une a Izquierda Unida podría quedar el segundo partido
de España.
¿Qué gobierno puede salir si se confirman los datos de la
encuesta? Solo cabe un gobierno posible: un pacto de gobierno entre PP y
Ciudadanos, por una parte, y un pacto de legislatura con el PSOE, con el que
pactaría, para un par de años cinco puntos esenciales, entre ellos la reforma
constitucional. Es la fórmula de Felipe González: un PSOE ayudando a una
investidura del gobierno de España, pero manteniéndose en la oposición.
No hay fórmulas mágicas, y la aritmética parlamentaria es la
que es, si España quiere mantenerse en el concierto occidental y en la Unión
Europea. ¿Puede prometer otra vez Pedro Sánchez que quiere echar a Rajoy de la
Moncloa? Aquello fue un error, pues en una campaña no se pueden prometer cosas
que luego no se pueden cumplir.
Los partidos se miran demasiado al ombligo y crean desafección
a la ciudadanía. ¿Cuál será la abstención en estas elecciones? Ahí puede estar
una de las incógnitas a espejar y de la que dependerá en buena medida los
pactos. Lo que sí es cierto es que ya no podrán repetirse elecciones y que la
votación para un gobierno en España deberá ser rápida y sin tantos caracoleos,
pues el país necesita de un gobierno.
Y muchos preguntan, ¿qué pasará con Podemos? Si Podemos
absorbe a Izquierda Unida, seguirá en una fase de ebullición interna por un
tiempo. Podemos no es una fuerza política cohesionada, ni mucho menos. Con
Izquierda Unida, menos. De ahí que esta formación deberá pasar por unas
sacudidas internas hasta que llegue a un asentamiento interno. Esto es cuestión
de unos años. No se consigue de la noche a la mañana.
No es lo mismo que Ciudadanos, que sí tiene una formación
política, si bien ideológicamente tiene que asentarse en el centro o en el
centro-izquierda, y tiene que definirse en temas claves como es la cuestión
religiosa, las Fuerzas Armadas y el papel de España en contexto de la OTAN y
definirse mejor si quiere o no ser partido bisagra. Ciudadanos no tendrá el
masivo voto de la derecha española, al menos por ahora, y deberá demostrar
gobernando qué es capaz de hacer para los ciudadanos españoles, pues hasta
ahora solo son promesas.
El Partido Popular con Mariano Rajoy tiene un recorrido
corto. Rajoy para nada es carismático, ni es un líder, es un hombre del aparato
del partido que gestiona un gobierno, pero carece de acción política y no le
gustan las grandes y decisiones para cambiar un país, siendo más partidario de
la política del parche y de pasos cortos. No se entiende mucho con el Rey
Felipe VI, pues este pertenece a otra generación política, más joven.
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