El alcalde de Barcelona,
Xavier Trias, ha optado por el abrazo del oso al iniciar su campaña
electoral con una proclama independentista al lado de Carme Forcadell, la
todavía presidente de La Assemblea Nacional de Catalunya. Trías no solo avala y
abraza el proceso catalán hacia la independencia, sino que se alía con el ala
más independentista del panorama político catalán: la ANC.
¿Cuáles son los objetivos de Trias? Es evidente que
Barcelona es una capital complicada, con un electorado complejo y oscilante.
Trias lo sabe, y por eso, dado que la encuesta del CIS (Centro de
Investigaciones Sociológicas), para mío la más seria, le quita la alcaldía, la
quiere recuperar arañando votos a Esquerra Republicana, partido este al que la
encuesta del CIS otorga cuatro concejales.
Ada Colau (Bé Comú), que encabeza la
coalición de la izquierda radical, puede ser la alcaldesa de los escraches,
según el CIS, pero deberá pactar con tres
o cuatro partidos si quiere gobernar, además de tener que gobernar el
lío de su coalición.
Trias nunca se ha declarado independentista hasta ahora.
Tampoco se ha declarado amante del populismo, hasta ahora. Nunca ha estado
entre sus preferencias la lucha contra la pobreza y la marginación, hasta
ahora. Trias representa al nacionalista medio, sin carisma personal, burgués y
pujolista. Cambiar de imagen en un plis-plas es muy arriesgado, aunque las encuestas ya le hayan quitado la alcaldía. ¿Pondrá la “estelada” en la cima del
Ayuntamiento?
En Tarragona, el candidato de CiU, Albert Abelló, presentó
su candidatura sin “Els Segadors” ni proclamas independentistas. Igual que
hacía Pasqual Maragall que escondía las siglas del PSC y la rosa socialista, y
que ahora ya no es ni socialista.
En las otras tres capitales catalanas parece que no se va a
mover la foto actual: gobiernos socialistas en Tarragona y Lleida, e
independentista en Girona. Faltará por saber qué pasará en ciudades muy
importantes, como L’Hospitalet, Santa Coloma, Badalona, Sabadell, Terrassa,
Reus, Manresa y otras. En Reus los jueces van a participar en estas elecciones,
pues ya ha metido mano en las urnas. Se prevé en general una recuperación del
voto socialista, y una bajada del voto en CiU que en parte pasaría a Esquerra y
en parte –no es broma—a Ciutadans, como castigo a la deriva independentista de
su líder Artur Mas.
La campaña electoral que debe renovar los ayuntamientos, las
diputaciones y los gobiernos autonómicos de la mayoría de las autonomías
españolas, ha empezado con la poderosa encuesta del CIS, que ha dado un baño de
realismo al mapa político español. Podemos pierde el tirón de hace unos meses,
mientras que sube como tercera fuerza --la fuerza bisagra[sav1] --, Ciudadanos, de Albert Rivera.
¿Cómo gestionará Albert Rivera su prevista victoria, como
partido bisagra? Por vez primera, la política española tiene el fiel de la
balanza en Barcelona, porque Ciudadanos es Rivera. Hemos visto lo que ha hecho
con Andalucía; dar la callada por respuesta y aplazar su decisión hasta después
de las elecciones del 24 de mayo. ¿Cómo gestionará los pactos? Es una incógnita;
no ha gobernado nunca y nunca se ha visto en tal aprieto a sus 36 años, aunque
sin duda es la renovación de la derecha española, especialmente del PP de donde
coge los votos, principalmente.
Para amenizar esta campaña, en la que ERC y CiU (cada vez
más a la baja) piden el voto a las listas independentistas (las suyas), han
entrado con fuerza las elecciones de Gran Bretaña en este inicio electoral
español, y cuyos resultados han desmentido todas las encuestas. La verdad es
que es habitual que los encuestadores británicos se equivoquen, como se
equivocaron en el referéndum escocés, y mejor sería que cambiaran de oficio.
De los resultados británicos, con David Cameron cinco años
más, se desprende que la mayoría del pueblo de aquellas islas no quiere
aventuras y ha optado por lo que ya conoce, con la tímida recuperación
económica y la promesa de un referéndum para el 2017 sobre la permanencia o no
en la Unión Europea. ¡Qué bien juegan
los diplomáticos ingleses con Bruselas! Sacan siempre ventaja de todo.
De Londres nos vienen dos lecciones: la primera es la
dimisión inmediata de los líderes perdedores de las elecciones; la segunda es
que los nacionalistas escoceses sacaron el 90 por ciento de los votos, pero nada
de declarar la independencia, dicen: “ahora no toca”. Y si se hiciera otro
referéndum ganaría otra vez el voto unionista. Son democracias maduras: cada
cosa en su sitio y un sitio para cada cosa, en política como en todo lo demás.
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