La enseñanza sigue siendo un problema en Catalunya. Y lo
seguirá siendo. No hay una voluntad de arreglarlo. En Catalunya, al igual que
en toda España, la enseñanza sigue siendo carne de cañón ideológico: nadie se
quiere caer del burro.
En Catalunya, el problema de la enseñanza, en el debate
público, preocupa mucho más la lengua que los contenidos. ¿Qué significa lengua
vehicular en la enseñanza? ¿Qué se entiende por libertad de enseñanza? ¿Qué se
entiende por co-oficialidad del catalán y del castellano? ¿Es realmente la
enseñanza en Catalunya, como se dice desde plataformas oficiales y soberanistas,
un “modelo de éxito”?
El artículo 27 de la Constitución consagra el principio de “la
libertad de enseñanza”, “la libertad para crear centros docentes”, libertad de
gestionarlos y la libertad de los padres para elegir el tipo de “educación
religiosa y moral” que quieran para sus hijos. Esto implica una pluralidad de
centros educativos, un modelo plural. Si un sistema educativo no se basa en la
libertad, la educación pasa a ser un objetivo político para imponer una
ideología y de ahí al totalitarismo hay solo un paso. No es ninguna broma.
Esa libertad está reñida con que la enseñanza sea “solo” de
titularidad pública –naturalmente garantizando la gratuidad en los niveles
obligatorios—y también está reñida con que el modelo sea “solo” laico, es decir
sin religión, pues vulnera el “derecho” de los padres a elegir la educación
religiosa para sus hijos (Art. 27, 2, y Declaración Universal de los Derechos
Humanos, Art. 26, 3).
En el caso de Catalunya, el tema de la enseñanza es tabú: se
hace lo que la conselleria de Ensenyament dice. A la escuela concertada lo que
más preocupa es renovar los conciertos económicos. La consellería muchas veces
no ha reconocido ni las leyes del Estado, ni las sentencias judiciales, pues considera
que no tienen competencia sobre el modelo catalán. ¿Es esto correcto? ¿Puede la
Generalitat de Catalunya –con el marco legal actual-- estar por encima de la
ley y de los tribunales? Hasta que no sea independiente, no puede, ni en materia
de enseñanza, ni en nada. En un estado de derecho las instituciones públicas deben
cumplir las leyes y acatar las sentencias de los tribunales. Nos gusten más o
menos las leyes o las sentencias.
En consecuencia, hablar de “guerra al catalán”, de “romper
la convivencia escolar”, de “han
desenterrado el hacha de guerra”, etc., no parece lo más serio. Otra cosa es
que se quiera la independencia y otro marco legislativo para Catalunya. Pero,
mientras tanto, no vale la insumisión.
¿Qué significa la inmersión lingüística? Se trata de un
modelo lingüístico válido y reconocido por las instancias españolas y europeas.
Este modelo, sin embargo, no quiere decir que el catalán sea “la única” lengua
de la enseñanza, sino “la principal”, que es muy distinto. No se puede relegar
el castellano a una asignatura de lengua solamente, dos o tres horas la semana.
A todo ello hay que añadir la co-oficialidad del catalán y
del castellano. ¿Cómo conjugar inmersión y co-oficialidad? Todos los alumnos
tienen derecho a conocer las dos lenguas, según nuestros textos legislativos
fundamentales. Pero no las conocen “con suficiencia” hoy en Catalunya, al menos
el castellano, aunque oficialmente se “demuestre” lo contrario. Baste con ir a
la Universidad y poner un examen escrito. Las faltas de ortografía y lo que
llamamos “catalanismos”, son abundantes, en las palabras y en la sintaxis. Hay
un déficit de lengua –también en inglés-- como lo hay en matemáticas. Aún en lengua catalana lo hay. Riqueza de
vocabulario, no la hay, al menos en una parte de los alumnos.
Y en respuesta a la tercera cuestión: ¿Es un “modelo de
éxito”? Si nos atenemos a las calificaciones de PISA, a nivel europeo, hemos de
concluir que Catalunya no solo está en la cola de Europa, sino que ni siquiera
está en entre las primeras comunidades autónomas de España. Además tenemos un
alto fracaso escolar, por más que se haya bajado el listón del aprobado. Luego,
el éxito estará en otra parte, no en los contenidos educativos.
Visto esto, ¿no sería deseable que las asignaturas troncales
en Catalunya, teniendo el catalán como lengua vehicular, se impartieran una
parte en castellano con alguna asignatura en inglés? Ya lo hacen algunos
colegios. Como profesor universitario, modestamente, planteo esta propuesta,
dado que el inglés es la primera lengua del mundo, y el castellano la segunda. En
resumen, menos esencialismos patrióticos, menos politiquerías y más calidad
educativa: más matemáticas y más lenguas (catalán incluido).
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