El presidente de los Estados
Unidos, Barak Obama, se soltó con una de sus piruetas históricas que “hacen
historia” por lo indocumentadas y livianas que son. Está claro que Obama no
solo no es historiador, sino que sus conocimientos históricos no deben ir más
allá de los libros de la escuela, donde le debieron contar la historia,
especialmente de España, desde la “leyenda negra”. Ya son varias veces en que
Barak Obama habla de la Inquisición española. La Inquisición española viene a
ser como un “ritornello” que le viene a la cabeza.
Su última sentencia histórica ha
sido la comparación del Estado Islámico --que mata, asesina y descuartiza sin piedad y sin el más
mínimo escrúpulo-- con la “Inquisición española”. Me esfuerzo en ver el
paralelismo, comparando la sociedad medieval y renacentista con la del Siglo
XXI, la idiosincrasia del Siglo XV con la del Siglo XXI. La historia no se
puede juzgar desde los parámetros actuales. No se puede juzgar, por ejemplo, el
Imperio Romano desde la cultura y los comportamientos sociales actuales. Este
es el primer punto.
En segundo lugar, yo le diría al
señor Obama, que la Inquisición no fue solo española, sino italiana, francesa e
inglesa, entre otros países --y no solo fue de la Iglesia de Roma, sino que a
su manera también fue calvinista, musulmana, protestante-- y que fue, sobre
todo, un instrumento de los reyes en esos territorios para mantener la unidad y
el poder del Rey que luego llegaría a ser un poder absoluto.
Por ejemplo, Juana de Arco (Jeanne d’Arc) fue condenada a la hoguera a
sus 19 años, en 1431, acusada de brujería y herejía, pero lo fue por la
Inquisición inglesa al servicio del duque de Bedford, y a su vez al servicio
del rey, por su intervención a favor de los franceses en la Guerra de los Cien
Años (1337-1453). Juana de Arco sufrió un juicio ignominioso, con prueba falsas. Fue
precisamente el papa español Calixto III quien (1456), a instancias del rey
francés Carlos VII, decidió reabrir el proceso para descubrir la verdad sobre
Juana de Arco. La Iglesia católica, en tiempos de los papas san Pío X y
Benedicto XV, la declaró beata y después
santa y hoy está en los altares. Santa Juana de Arco es la patrona de Francia que lo
celebra el 30 de mayo, día en que murió en la hoguera.
Hay otro insigne condenado a la hoguera (en realidad hay otros muchos):
el médico español Miguel Servet, inventor de la circulación de la sangre, que
lo condenó la “inquisición” calvinista a la hoguera por hereje. También hubo
una “inquisición” norteamericana en los siglos XIX y XX, que quemaba a personas
solo por el hecho de ser de raza negra. Y China ha tenido y tiene también una “inquisición”.
Y todo el mundo ha tenido “su” inquisición, llámese así o de otra manera.
El presidente Obama debería repasar la historia, a comenzar por la de su
país, antes de juzgar la historia de los demás. Por ejemplo ver lo que pasó en
Vietnam, para ir muy cerca. O para no ir tan cerca, ver lo que pasó con los
indios nativos de las tierras de América del Norte, donde fueron barridos todos
y ya solo quedan indios en las reservas o ghettos.
Con todo ello, no pretendo
justificar a la Inquisición. Es más, considero que esta hizo muy mal muchas
cosas. Pero no era el Estado Islámico actual, que además se nutre de soldados
surgidos de los ghettos de la inmigración y la pobreza de Europa, y algunos de
Estados Unidos y Canadá. ¿Por qué no se pregunta, Presidente Obama, cómo es que
salen jóvenes con un talante tan sanguinario y contrario al más elemental de
los derechos humanos, educados en las sociedades opulentas de Europa y América?
Le diría también al Presidente
Obama que no se esfuerce tanto en enjuiciar la historia de los demás, sino en
resolver los problemas actuales que tiene, entre ellos los del Estado Islámico
que sin duda su país contribuyó a construirlo con la invasión de Irak, hecho
más reciente que la Inquisición. El Presidente Obama podría hacer juicios
históricos si fuera un buen conocedor de esta disciplina académica, pero visto
que busca solo titulares, con toda modestia le pediría que se atenga a las
obligaciones del cargo para el cual fue elegido por el pueblo americano. Sé que
no lo va a hacer y que saldrá otra vez con la Inquisición “española”, pero las
comparaciones son todas odiosas como dice el refranero español y dado que tiene
muchos enemigos mejor sería no hurgar más en las heridas.
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