Europa, las instituciones
europeas renovadas tras las elecciones de mayo del 2014, se puso en marcha el
1º de noviembre para la Comisión presidida por Jean-Paul Juncker, y será el 1
de diciembre para el Consejo, presidido por el polaco Donald Tusk. Hemos podido
hablar estos días con distintos exponentes de Bruselas de alto nivel y la
conclusión evidente es que la crisis ha proporcionado más poder político y
económico a las instituciones europeas frente a los 28 estados miembros.
La crisis económica ha levantado
un vendaval de solidaridad entre los estados, de modo que cuando se han
encontrado con problemas han ido a buscar el médico en las instituciones de la Unión Europea y en el Banco Central Europeo. En
lo económico el papel de Europa se ha reforzado mucho, aunque le medicina
recetada no haya gustado ni a los gobiernos de los estados y menos a los
ciudadanos, pero no había otra alternativa. El resultado ha sido el incremento
de populismos y nacionalismos aunque no han acabado de cuajar en una
representación significativa ni en el Parlamento Europeo ni en los órganos
rectores de la UE.
La nueva Comisión (gobierno) europea
se ha propuesto: luchar contra el paro, crecimiento económico, competitividad
empresarial, tratamiento de las inmigraciones, el cambio climático, una
política energética que asegure el futuro a los ciudadanos, el incremento de la
industrialización y finalmente los temas de la seguridad y justicia europeos
junto a una mayor atención real a la ciudadanía y sus derechos. Para el
crecimiento económico el presidente de la Comisión, Juncker, anunciará en
diciembre un paquete de inversiones (de
cualquier procedencia) de 300.000 millones de euros. Hay mucha
expectación. La economía marcha positivamente aunque con un crecimiento lento.
Francia, Italia y Finlandia tendrán malos resultados económicos y deberán
afrontar reformas internas a las que hasta ahora se han negado.
Tanto la nueva Comisión como el
Consejo quieren tener un rol más político e ideológico y menos tecnocrático que
sus predecesores. El equipo europeo actual,
es una mezcla de demócrata cristianos y de socialdemócratas. La Comisión Juncker (demócrata
cristiano) no se podría entender sin la primera vicepresidencia del
socialdemócrata holandés Frans Timmermans: seguirá el sistema de consenso en la
gobernanza europea. En los próximos dos años no habrá elecciones en Alemania ni
en Francia con lo que el Consejo y la Comisión tienen dos años para implementar
sus políticas.
Las
negociaciones en Europa pueden ser largas porque hay que encontrar consensos entre
tradiciones políticas, culturas y lenguas nacionales diversas. La prensa casi
siempre destaca el conflicto más que el acuerdo. Solo señalar un dato: la
pérdida de soberanía de los estados miembros ha sido muy grande en los últimos
60 años, hasta el punto que el 80 por ciento de las leyes importantes aprobadas
por los parlamentos nacionales son o tienen como base obligatoria las
“directivas” (leyes) europeas. La Unión Europea va lenta, pero avanza con paso
seguro y más sólido.
Quedan siempre dos problemas
pendientes en Europa. Una mayor cohesión en la política Exterior y Defensa-aquí
los estados no quieren ceder soberanía por los intereses históricos de los
grandes estados como Francia, Gran Bretaña, Alemania- y por la presión de los
Estados Unidos que no están nada interesados en que Europa sea una potencia
militar al margen del Pentágono. El otro
punto donde los estados miembros no quieren ceder soberanía, es en materia
fiscal, pues la muy elevada deuda privada y pública de los estados -”insostenible”
según los responsables de los presupuestos europeos- es un freno a la
armonización fiscal.
Otro tema de interés es que
poner al polaco Donald Tusk al frente del Consejo de Europa, le da un sentido
político en las relaciones con Rusia. Europa ha empezado a plantar cara a Putin
y este acaba de acordar con Ucrania y la UE que será garantizada la energía
suficiente no solo para Ucrania, sino para todos. A Putin se le plantará cara
porque aquellos estados excomunistas del centro y del este europeos fronterizos
con Rusia ven un peligro por el expansionismo tradicional ruso.
En cuanto al referéndum inglés sobre su
permanencia en Europa, no se celebrará hasta el 2017 o 2018. Merkel ya dijo el
domingo en Londres que no es negociable un cierre de fronteras dentro de la UE,
y España junto a otros países piden que si Gran Bretaña no quiere Schengen (fronteras abiertas) tampoco debería
tener los beneficios de pertenecer al espacio de seguridad y justicia común en
la UE.
El gran acuerdo entre la UE y los Estados
Unidos en materia de comercio e inversiones irá un poco despacio, hasta el cambio de presidencia USA, aunque las
relaciones entre la UE y los Estados unidos son “excelentes”, dijo la portavoz
del Consejo.
En el tema del separatismo catalán, en España, Europa no contempla un nuevo Estado catalán miembro de la Unión, pero puede presionar al gobierno español para que llegue a un acuerdo con Barcelona para zanjar el conflicto qwue es considerado como interno español.
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